POBREZA SEVERA

                     En plena polémica política por, entre otros asuntos, el reparto de los fondos europeos, la reforma laboral, la ley de vivienda, la gripalización de la pandemia o las exigencias al Ejecutivo de sus socios abertzales sobre los presos de ETA o la de los socios nacionalistas catalanes de reanudar la mesa de diálogo imposible, un demoledor informe denuncia que once millones de españoles sufren exclusión social por lo que Cáritas señala que la perspectiva de futuro es negra tras haber dado un salto del 9´5 al 11´2% el porcentaje de pobreza severa en las familias. Una pobreza severa in crescendo, cada vez más insoportable para la ciudadanía, que cada día que pasa ve más difícil cómo llegar a final de mes, y más impresentable para un Gobierno, que se dice progresista, incapaz de enderezar la deteriorada economía española, derivada de la crisis sanitaria y de sus erradas recetas para afrontarla, apostando todo en exclusiva a parchear como puede la situación con proclamas populistas coyunturales e improvisadas de inviables ayudas como si el dinero que se puede destinar a ello fuera infinito (ya sea prestado o regalado por la UE) y con él se pudiera garantizar un futuro de prosperidad y progreso generalizado, sin entender que las ayudas, que hay que mantener obviamente, han de ser coyunturales y viables en momentos puntuales y breves, pero no de carácter sistémico ya que inevitablemente conducen a una sociedad pobre y tutelada cada vez más dividida entre ricos, cada vez más ricos, y pobres de solemnidad, cada vez más pobres y desvalidos, mientras van desapareciendo las llamadas clases medias trabajadoras y productivas, cada vez más incapaces de sostener con sus impuestos lo que venimos llamando el Estado de Bienestar. Evidentemente este desastre político, económico, social y territorial no puede solucionarlo un Gobierno de coalición minoritario, radical y mal avenido, que no progresista, apuntalado por grupos y grupúsculos más radicales todavía, que le van dando oxígeno político a cuentagotas para ir salvando por la mínima cada una de sus propuestas a cambio de cesiones insoportables para la mayoría de los ciudadanos españoles, siempre bajo la amenaza de que si no tragas se acabó la fiesta y tienes que renunciar a seguir en Moncloa pivotando el destino de España y de los españoles. Evidentemente este desastre político, económico, social y territorial en que estamos inmersos sólo puede cambiar de rumbo, a falta de un gobierno sólido y fuerte, con políticas de consenso muy mayoritario que garanticen la solvencia de las soluciones propuestas, previamente pactadas, en las Cortes Generales, para lo que inevitablemente se requiere, por el resultado electoral que dio lugar a esta legislatura, el concurso de la oposición, es decir, especialmente del PP, único partido que con el PSOE garantizaría una mayoría parlamentaria indiscutible, que evitara electoralismos populistas innecesarios para dar paso a soluciones viables y sensatas. Esto o, por el contrario...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)