Desde que el Estado de
Derecho en España se ha puesto en su sitio, utilizando buena parte de los
mecanismos que todo Estado de Derecho tiene para defenderse de sus enemigos
totalitarios, los secesionistas catalanes van de mal en peor y prueba de ello
es la patética sesión de investidura fallida en el Parlament de Cataluña de
Jordi Turull, el último monigote del prófugo Puigdemont. En efecto, el
separatismo unilateral plantaba cara al Supremo, que había citado a los
principales responsables del fallido golpe de Estado secesionista (entre ellos
Turull), al extremo de que Torrent, el President de la Cámara Legislativa
Autonómica Catalana, en una urgente convocatoria exprés y por teléfono convocaba
por sorpresa el pertinente Pleno para investirle President justo el día
anterior a la comparecencia ante el TS de los presuntos delincuentes. Y como no
existía motivo racional para tan apresurada investidura (desde diciembre ya han
tenido tiempo suficiente de elegir President, en tiempo y forma acostumbradas y
ajustada a derecho), es obvio que la pretensión del golpismo secesionista era,
una vez más, poner trabas a la Democracia Española, propiciando que un
President electo (en este caso Turull) compareciera ante el TS al día siguiente
de ser investido (debe dar cuentas de sus presuntos graves delitos cometidos) y
así poder presentarlo ante la opinión pública, no como un presunto delincuente
más, sino como una víctima más de lo que cínicamente consideran un Estado
opresor español, por cierto, homologado y homologable con el resto de Estados
democráticos que conforman la UE. Pero, como “quien mal anda, mal acaba” a los
secesionistas les ha salido, una vez más, el tiro por la culata, pues, tras un
discurso patético y deplorable del candidato Turull, ya sabiendo que no
obtendría la mayoría necesaria para ser investido, sus propios compañeros de
aventuras golpistas, en este caso la CUP, que ya lo había anunciado poco antes
de iniciarse el Pleno y la nueva farsa de investidura, se encargan,
absteniéndose en la votación, de inhabilitar al candidato impuesto por el
prófugo Puigdemont desde su mansión de Waterloo. La CUP, fiel a su programa
anticapitalista y antisistema, que, como otra mucha gente se creyó la farsa y
el engaño de la inminente consolidación de la independencia unilateral real y
no simbólica (como dicen ahora, cínica y cobardemente, muchos de sus promotores
para intentar eludir las consecuencias de su manifiesta irresponsabilidad),
harta ya de tantos engaños y mentiras decide definitivamente seguir echándose
al monte, desmarcándose del paripé cobarde de PDeCat y ERC, y sigue apostando
por el prófugo e ilegible Puigdemont como candidato y, reventando la “operación
Turull”, manifiestan que “combatiremos en la calle”, mientras con esta patética
investidura fallida en la votación de primera vuelta ponen en marcha el reloj
que nos llevaría a nuevas elecciones autonómicas (que no otra cosa), salvo que
en segunda votación los cupistas cambiaran de parecer y eligieran a Turull como
President, siempre que el juez Llarena considerase que pudiera quedar en libertad
bajo fianza o no le imputase delitos gravísimos como el de rebelión. Esta era
la..... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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