De éxito histórico cabe
calificar la movilización por la igualdad en este 8 de marzo, día internacional
de la mujer, en el que España ha sido un indiscutible protagonista sin lugar a
dudas, poniendo de manifiesto que una nueva generación de mujeres revitaliza,
con toda la razón del mundo, la lucha por la igualdad y, por tanto, por una
sociedad más justa, pues nada justifica que, salvando las diferencias naturales
por razones de sexo entre hombres y mujeres, se mantengan históricas
discriminaciones de cualquier tipo heredadas del pasado y, en todo caso,
pertenecientes a estructuras socio-económicas que nada tienen que ver con las actuales.
Es plausible pues que las mujeres de todo el mundo quieran romper la brecha
histórica en busca de esa anhelada sociedad más justa, ya que es intolerable,
entre otras cosas, que en España (y no es de los países que está en peor
situación), por ejemplo, las mujeres cobren, según un informe de Fedea, un 13%
menos que los hombres por tareas similares, una brecha salarial decreciente
pero todavía relevante que hay que erradicar urgentemente; o que el 36% de los
hombres deje las tareas del hogar al vivir en pareja, dejando a las mujeres
dichas labores. Razones históricas, culturales y económicas que es necesario
laminar de cara al futuro para romper la desigualdad injustificada e
intolerable entre hombres y mujeres, y que sólo es posible superar mediante una
lucha por la igualdad, que ha de arrancar desde la infancia, y que es tarea de
todos, ya que debe ser un reto conjunto de toda la sociedad más allá de géneros
e ideologías, aunque lamentablemente algunos grupos o entidades quieran
autoproclamarse exclusivos defensores de la lucha por la igualdad que, en
definitiva, nos beneficia a todos. Por ello el peor enemigo de esta lucha por
la igualdad es el fariseísmo populista que, arrogándose en exclusiva la defensa
por la igualdad, sostiene manifiestas desigualdades salariales o de otro tipo
por razones de sexo en el seno de sus organizaciones políticas, sindicales o
asociativas, mientras pretenden dar lecciones de lucha por la igualdad
públicamente; rechazo pues, por ejemplo, a quienes, intentando politizar las
manifestaciones en Madrid gritan contra Ciudadanos por la presencia de Villacís;
o a quienes critican a Rajoy cuando pide “máximo respeto” a la huelga y
desautoriza la “huelga a la japonesa” de algunas de las mujeres relevantes del
PP, quienes, en todo caso, tienen todo el derecho de luchar por la igualdad
(nadie, que yo sepa, apuesta por el anacronismo y la injusticia de mantener las
desigualdades) como lo consideren oportuno, pues, como sostiene la Presidenta
del Congreso, “las mujeres sabemos que vivimos en una cultura machista"….
¿Acaso sobra Villacís, Rajoy o cualquier otra persona en esta lucha por la
igualdad? Cuando en esta lucha por la igualdad es imprescindible el concurso de
todos, cuando nadie sobra y todos debieran ser recibidos con entusiasmo, es
patético que algunos, por meros intereses electoralistas, se arroguen el
derecho de decidir quiénes están legitimados o no para luchar contra las
desigualdades. Quienes, por razones de edad, hemos vivido épocas de absoluta
desigualdad en las que las mujeres eran legalmente discriminadas indecentemente
(siendo tuteladas por hombres), sabemos perfectamente todo lo que aún falta por
hacer, pero también somos conscientes de..... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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