Hace exactamente diez
años en un artículo titulado “HASTA SIEMPRE, MARI LUZ” (publicado en el Diario
Las Provincias el 2-4-2008 y colgado en mi Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/),
cuya lectura recomiendo en su totalidad, comenzaba diciendo: “Los
últimos acontecimientos respecto al trágico destino de Mari Luz, la niña
onubense presuntamente asesinada por un paidófilo que, con antecedentes penales
y penas pendientes por cumplir, compartía vecindad en plena libertad con su
nueva víctima, requieren una profunda reflexión sobre esta sociedad, cada vez
más enferma, en la que, una vez más, con grandes dosis de hipocresía sobre el
amparo de los derechos de los delincuentes, se manifiesta incapaz de proteger
los derechos fundamentales del resto de los ciudadanos, incluso el más
fundamental de todos, el derecho a la vida, como es el caso, la vida de una
persona totalmente inocente, una niña pequeña incapaz de mostrar cualquier tipo
de resistencia frente a tan monstruoso asesino. No se trata de un caso aislado
e inevitable, sino de uno más entre una serie de monstruosidades, cada vez más
frecuentes, protagonizadas por personajes que, enfermos o no, en todo caso, no
debieran estar en libertad. Es el momento idóneo para la citada reflexión ya
que por estos días se están conformando las nuevas Cortes Generales,
institución que, a todas luces, es la única que, de una vez por todas, puede y
debe dar un giro radical a las leyes penales y penitenciarias de este país. Me
temo, sin embargo, que no va a ser así, hay por lo visto asuntos más
importantes que resolver". Y
concluía mi artículo manifestando: “Por
cierto, en estos trágicos días también se ha hecho pública la noticia de que el
famoso asesino del rol (quien en su declaración describía fríamente y con todo
lujo de detalles las dificultades que hubo de superar hasta acabar con la vida
de su corpulenta víctima) puede salir en libertad por buena conducta; así lo
han hecho otros muchos. Todavía estamos a tiempo, desde el respeto más profundo
a nuestra democracia, de diseñar un futuro en el que a ninguna otra víctima
inocente tengamos que decirle, como hacemos hoy, “Hasta siempre, Mari Luz”.
¿Qué nombre tendrá la próxima víctima?”. Me temo que diez años
después seguimos igual o, incluso peor, pues el próximo jueves se pretende
derogar en el Congreso la pena de “prisión permanente revisable” (reciente
avance por cierto en nuestro Código Penal), lo que volverá a permitir que, por
largas que sean las condenas y aunque se cumplan en su totalidad, los autores
de tamañas monstruosidades volverán a gozar de libertad, reinsertados o no,
poniendo en grave riesgo los derechos fundamentales de los demás, entre ellos,
el principal de todos, el derecho a la vida, por el que, precisamente, se ampara
que en ningún caso se practique la pena de muerte, pero sí debiera practicarse
la de privación de libertad mientras no haya ciertas garantías de que
semejantes monstruos se hayan reinsertado a la sociedad. Hemos aprendido bien
poco en estos años y, tras diez años de no pocas monstruosidades (en las que
siempre he apelado a tomar medidas legales al respecto), hoy me veo de nuevo
obligado a.... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico,
http://jcremadesena.blogspot.com.es/ y Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/ )
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