El tiempo, la
investigación y la agenda (incautada por la Guardia Civil) del “número dos” de
Junqueras, que ejercía a modo de notario en las reuniones de los artífices del
ilegal “procés”, van descubriendo la premeditación y alevosía con las que los
dirigentes del mismo buscaban consolidarlo, sabiendo que no era viable ni
legal, así como su derroche de demagogia para colárselo a los votantes y
ciudadanos de buena fe, vendiéndoles una burra en la que no creían tal como
reconocían en sus reuniones preparatorias. No en vano, el Supremo investiga a
toda la cúpula del “procés”, por lo que el juez pregunta a la Policía por los
miembros del comité estratégico separatista, incluidos Marta Rovira, Artur Más
y los dirigentes de la CUP, para valorar los diferentes grados de
responsabilidad penal y civil en los que cada uno de ellos haya podido
incurrir. Lo cierto es que ninguno iba engañado y, visto lo visto, lo que sí
hacían era engañar a los ciudadanos contándoles milongas de forma consciente,
lo que les hace más responsables todavía de los presuntos delitos cometidos. En
efecto, las actas de Jové, organizador del 1-O y “número dos” de Junqueras, no
dejan lugar a dudas y, entre otras, recogen en su agenda la cita en la que se
pactó la consulta ilegal pese a saber que era inviable y a la que asistieron,
entre otros, Turull, Puigdemont, Mas, Rovira y Junqueras, admitiendo que la vía
unilateral jamás triunfaría pues “un referéndum no pactado con el Estado no
tiene sentido” mientras Romeva insistía en seguir adelante con el simulacro ya
que “nos escucharán a nivel internacional sólo si ven que vamos hasta el
final”. Y hasta el final llegaron… sin
que nadie, como es lógico, les escuchara, salvo algún que otro partido fascista
y homófobo de corte extremista y antisistema. Además en la ya famosa agenda
consta la guerra soterrada entre PDeCAT y ERC, evidenciando una tensión por el
“procés”, que disimulaban en público para no dañar la idílica imagen del
siniestro mundo independentista (en la que todos son buenos y benéficos),
mientras sostenían “nos hemos de repartir medallas y marrones” y en febrero de
2016 ya tenían claro que el “referéndum unilateral” era inútil y, en
definitiva, un “desastre” económico y un “ridículo” electoral, demostrando que los
golpistas, quienes sabían muy bien lo que hacían, temían el fracaso del 1-O y
la ruina económica de Cataluña si seguían adelante, como así ha sido; pero
mentían en público afirmando con rotundidad que ninguna empresa abandonaría
Cataluña, que los organismos internacionales y los distintos Estados la
reconocerían como Estado independiente y que, obviamente, seguirían con total
seguridad como miembros de la Unión Europea. Ya ven, derroche de... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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