domingo, 26 de marzo de 2017

EUROPA, A VARIAS VELOCIDADES


                        Con un balance de sesenta años de progreso, aunque con la última década en crisis, se celebra en la Ciudad Eterna el aniversario del Tratado de Roma, compromiso fundacional de lo que con el paso del tiempo se convertiría en la UE, el mayor acierto histórico de Europa se mire como se mire, por más que, últimamente, el trato a los refugiados, los recortes, los populismos y la resurrección de nacionalismos trasnochados oscurezcan a veces el éxito de la Unión. No en vano los 27 mandatarios europeos, junto a los de la propia UE, ha decidido celebrar este sesenta aniversario precisamente en Roma y exactamente en la Capilla Sixtina, donde el Papa Francisco ha llamado a Europa a combatir el populismo con solidaridad ante los Jefes de Estado y de Gobierno comunitarios y ha pedido recuperar los ideales fundacionales, advirtiendo de que “todo cuerpo que pierde su camino corre el riesgo de morir” y reclamando “solidaridad” como “antídoto contra el populismo”. Sabias palabras que, compartidas por los líderes europeos, se han plasmado en un documento de refundación tras el Brexit, que Reino Unido, en vías de abandono de la UE, no ha firmado; en definitiva, una declaración de unidad, ya sin el Reino Unido, por parte de los 27 dirigentes de los países miembros, para afrontar los desafíos nacionalistas que tanto daño causaron a Europa, una Europa hecha mil pedazos y destrozada tras soportar dos guerras mundiales que intentaba resurgir de las cenizas con la firma del Tratado de Roma. Y precisamente, para no seguir tropezando en la misma piedra, los mandatarios europeos, los 27, consagran ahora en Roma la Europa de varias velocidades, asumiendo la UE un modelo de integración “a distintos ritmos y con distinta intensidad” para desbloquear el proceso de construcción europea y, al efecto, “renuevan sus votos” decididos a “actuar juntos y a distintas velocidades” para evitar las piedras en el camino que inevitablemente aparecen cuando se impone la rigidez temporal, cuantitativa y cualitativa en aquellos países que, por diversas circunstancias, no pueden seguir el ritmo integrador como sucede hoy en día, frustrando expectativas que, obviamente aprovechan los populismos y nacionalismos eurófobos del signo que sean. Un claro intento de seguir manteniendo el sueño europeo para evitar que al despertar se convierta en pesadilla, en el que España pretende estar en el grupo de cabeza; Rajoy lo deja.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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