miércoles, 27 de diciembre de 2023

EVITAR LA DISCORDIA

                         En plena crispación política por tantas decisiones y tantos gestos inadecuados para la defensa de nuestra Constitución (única garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos) durante este año 2023 que agoniza, nuestro Jefe de Estado, el Rey Felipe, hace un discurso de Nochebuena, otro más, impecable desde el punto de vista político-institucional y democrático, siendo consciente de que ha de guardar un cuidado exquisito en su oratoria que, en definitiva, le obliga a moverse casi entre obviedades para no rebasar las escasas competencias que tiene encomendadas por los ciudadanos, casi restringidas a la representación del Estado y poco más; pero, consciente además de que, incluso así, va a ser zarandeado por quienes, sacando punta de cualquier cosa, lo que pretenden es acabar precisamente con el marco legal constitucional vigente, aunque estén gobernando instituciones del Estado gracias a la legitimidad del mismo. Y lamentablemente así ha sido, pues, al final, Sumar, Podemos y todo el secesionismo de izquierdas o de derechas, socios del Gobierno de coalición de Sánchez, le critican duramente por haber manifestado, tras la mayor bronca política que se está dando por la amnistía, obviedades para cualquier demócrata como las siguientes: “no podemos permitir que el germen de la discordia se instale entre nosotros”; “fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia”;  “el deber moral de todos” es que no se instale el “germen” de la división; “debemos respetar a las demás instituciones en el ejercicio de sus competencias”; “fuera del respeto de la Constitución no hay democracia”….. volcándose, obviamente, en la defensa de la Carta Magna y reclamando que “preservemos la integridad del pacto de 1978” y que cada institución respete “a las demás” y se sitúe en “el lugar que le corresponde”, pues la división es “causa de errores históricos” y tenemos el “deber moral” de preservar la “unidad de nuestro país” y la “solidaridad” entre CCAA para “propiciar el interés de todos los españoles”. En resumen, que “fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles”, pues “no sólo se requiere que la respetemos sino también que conservemos su identidad, lo que la define” y “exige que preservemos su integridad como lugar de entendimiento mutuo” porque “es garantía para que la vida pueda seguir discurriendo con certidumbre” ya que “la razón última de nuestros éxitos en la historia reciente ha sido la unidad”. Un discurso impecable que haría cualquier otro Jefe de Estado democrático de nuestro entorno europeo, ya sea republicano o monárquico, que además añade una parte social dada la situación de crisis que estamos atravesando. Sin embargo sólo la derecha (PP, Vox, UPN y CC) y el PSOE a su manera se sienten avalados por este discurso impecable del Jefe del Estado, pues el socialismo, para no molestar a sus socios, sólo aplaude el tono social del mensaje, y pasa de puntillas sobre la defensa de la Constitución, mientras PP y Vox aplauden la petición de “unidad” y se consideran reforzados en su rechazo a la amnistía, en tanto que el PSOE no se da por aludido y esquiva la llamada contra la “discordia”, mientras sus socios redoblan las críticas a la defensa de la Constitución por parte del Monarca diciendo que es “el pasado”. Y es que el problema está en que el discurso del Rey defendiendo la Constitución divide al Gobierno, pues mientras la parte socialista busca equilibrios para reivindicar al Rey y a la Constitución como “marco idóneo de convivencia”, sus socios lanzan duras acusaciones contra las palabras del Monarca, con argumentos poco consistentes y bastante cínicos. Marta Lois, la nueva portavoz de Sumar en el Congreso, califica el discurso de “decepcionante”, “situado en el pasado” y “alejado del país real”; Belarra, desde Podemos, lo critica diciendo que no hace “ni una sola mención al genocidio en Palestina” y que tiene “intentos desesperados de lograr la simpatía de la derecha”; y Rufián desde ERC pone la guinda al discurso del Rey publicando una foto suya cuando era un niño saludando a Franco (más miserable reacción, imposible). ¿Alguien puede decir alto y claro con qué cosas concretas de lo dicho por el Jefe de Estado discrepa desde un punto de vista democrático? Sinceramente creo que no, salvo que el objetivo sea fomentar la discordia en vez de evitarla.   

            Entretanto el prófugo Puigdemont, elevado por Sánchez de villano a héroe en un santiamén a cambio de apoyar su investidura, destila inquina tras el contundente discurso del Rey en defensa de las reglas de juego democráticas y acusa al Jefe del Estado de ser heredero de Franco y de no saber cómo funcionan las democracias, olvidando que la Constitución, que él no respeta y a la que apela sólo cuando le conviene, fue aprobada por referéndum del pueblo español, incluido el catalán, con una categórica mayoría absoluta y que gracias a ella él mismo ha sido legitimado para ser en su día President de la Generalitat de Catalunya, hasta que decidió contra la mayoría de los españoles y contra las reglas de juego democráticas proclamar unilateralmente por su cuenta y riesgo la República Catalana, teniendo que...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

 

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