domingo, 17 de diciembre de 2023

EL MURO EUROPEO DE SÁNCHEZ

                         No conforme con levantar un muro ideológico en España contra todos los partidos que ideológicamente estén a la derecha del PSOE sanchista mediante el sofisma de que todos ellos son fascistas salvo aquellos que, incluso siendo de derecha muy rancia o radical, estén dispuestos a pactar con el sanchismo, como es el caso del PNV o Junts, Pedro Sánchez, con semejante falacia pretende extender su muro a toda la UE con el falaz silogismo de que la derecha, toda la derecha en su conjunto, es perversa, radical y totalitaria, y, por tanto, hay que aislarla y demonizarla globalmente mediante una especie de muro o frente popular de izquierdas, aunque, si ello no fuera suficiente para relegarla al ostracismo, cabe sumarle a dicho frente, como es el caso, a aquella derecha oportunista que esté dispuesta a participar en tan perverso objetivo aunque sea contradictorio y, obviamente, aunque sea a cambio de ceder a sus chantajes más rocambolescos, por radicales y totalitarios que sean. A semejante frente variopinto se le califica de “progresista” y todo arreglado, pues todo vale con tal de impedir como sea una alternancia política, que es intrínsecamente inadecuada en democracia y, al final, aboca al partido único. Al efecto Sánchez, durante el debate en la Eurocámara de Estrasburgo sobre el semestre de presidencia rotatoria de España en la UE, coincide con el prófugo Puigdemont, a quien acaba de hacer aliado de su “gobierno progresista”, y ni siquiera le saluda estando a pocos metros de distancia uno del otro mientras en un agrio debate reprocha al PPE, mayoritario en el Parlamento Europeo, las alianzas del PP con Vox (obviando las suyas con Sumar, Bildu, ERC, PNV, Junts, y con quien pase por allí si es que está dispuesto a impedir la alternancia política) y le pregunta a su presidente Weber “¿devolvería a las calles de Berlín los nombres del III Reich?” trasladando a la UE, como suele hacer en España con el franquismo, su particular muro de aislamiento de la derecha, mediante la agitación del fantasma del nazismo, a lo que un sorprendido y democrático Weber (de derechas, sí; pero no fascista o nazi, como califican al PP en España) responde que “Sánchez no se ha enterado de la lección de Alemania contra los nazis: trabajar desde el centro” y añade que “lo que ha hecho en el debate lo descalifica para ocupar cualquier cargo europeo en el futuro” pues “a Sánchez le encantan los conflictos y que no se resuelvan desde el centro”, en clara alusión a lo que está sucediendo en España al pactar el líder socialista con todos los radicalismos sean de derechas o izquierdas, incluso si éstos, como es el caso de los líderes de ERC o Junts, están condenados y fugados de la Justicia por haber cometido graves delitos contra el Estado de Derecho, o como sucede con Bildu que no condena el terrorismo de ETA y sí homenajea a los etarras e incluso les incluye en sus listas electorales. En definitiva, un patético Sánchez que además usa su discurso en Estrasburgo para acusar a Feijóo de “lawfare”, cuando él acaba de pactarlo literalmente con el prófugo Puigdemont, y para auto reivindicarse como “barrera contra la ultraderecha” planteando si el PPE devolvería a las calles de Berlín los nombres de nazis, asunto que precisamente está ya más que superado con la estrategia de moderación, y  no de crispación, que le explica Weber; en definitiva, un Sánchez que va a Europa a por lana y sale trasquilado, mientras su aliado Puigdemont, fugado de la Justicia española y a quien pretende amnistiar a cambio de sus siete votos que necesita Sánchez para mantenerse en el poder, aprovecha su discurso para reprocharle que el catalán aun no es lengua oficial en la UE y para amenazarle con “consecuencias desagradables” por no impulsarlo suficientemente y no cumplir con su promesa pactada de que la UE reconozca dicha lengua como oficial, mientras el líder del PP europeo apuesta por una comisión sobre la amnistía en la Eurocámara, asunto que Sánchez, tras considerarla inconstitucional por activa y pasiva, ahora defiende en la UE ante las duras críticas de PP y Vox (ya saben, según Sánchez, la derecha fascista española), por seguir defendiendo lo mismo que él defendía hasta que se percató de que con ello no tenía suficientes votos para ser investido Presidente de Gobierno y, para conseguirlo, cambió de opinión.

            Así las cosas, siguiendo con las osadas mentiras de Sánchez, que él califica de “cambios de opinión” cuando le conviene, nuestro hipotecado Presidente por los radicalismos extremos, se reunirá personalmente con el prófugo Puigdemont sin esperar ni siquiera a amnistiarle (lo que requiere su tiempo) y en pleno acoso de sus impresentables socios a los jueces españoles, ante la sospechosa y cómplice pasividad del Presidente que pactó con el prófugo una  foto de “rehabilitación total”, es decir, una reunión directa entre ambos que hasta ahora no se ha dado por la humillación que supone para el Presidente del Gobierno, pero que ahora le exigen si es que quiere seguir siéndolo…..y, si no, a casita. Una vergonzante reunión que se planteó primero como una cita informal en Estrasburgo y ahora se plantea para...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

 

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