jueves, 19 de octubre de 2023

EL CONFLICTO POLÍTICO

                         Asumida ya por Sánchez la tesis de los secesionistas de que el “procés” es un conflicto político y, por tanto, lo acontecido durante el patético 1-O no fue un flagrante delito contra el Estado de Derecho al formar parte de ese “conflicto político”, Moncloa sigue dispuesta a abordar una Ley de Amnistía, sí o sí, para intentar conseguir con ello el apoyo del secesionismo totalitario a la investidura del Presidente, aunque intenta rechazar amnistiar a los violentos CDR para asumir el coste del 1-O (ya sería demasiado) cuando doce de sus miembros están a punto de ir a juicio acusados de delitos de terrorismo y además ocho de ellos de tenencia de explosivos. Pero es que además del sometimiento de Sánchez a los chantajes del secesionismo, el prófugo Puigdemont exige que un mediador internacional arbitre las negociaciones para resolver “el conflicto político” como si España fuera una república bananera y no un Estado de Derecho democrático perteneciente a la UE y, por tanto, homologado y homologable con las democracias de sus Estados miembros, en las que sería impensable que sus respectivos gobiernos pactasen o negociasen semejantes asuntos con partidos liderados por fugados de la Justicia y sería igualmente imposible un arbitraje internacional para superar los conflictos políticos. Así las cosas y con semejante degradación democrática aceptada por el Ejecutivo español los díscolos del prófugo añaden tensión a la investidura, mientras Aragonés presiona y se dispone a exigir un referéndum “escocés” en Cataluña (como si la historia y el marco legal democrático de Reino Unido tuviera algo que ver con el de España), acudiendo hoy al Senado para defender sus exigencias ante los barones del PP, en tanto que Zapatero (otro que tal baila) se declara a favor de ella y Felipe González pide que, en todo caso, Sánchez consulte a los españoles sobre el asunto, como hizo él con el polémico caso de la permanencia de España en la OTAN, tras habernos metido en ella el Presidente Calvo Sotelo. Por su parte Feijóo, ante todo este embrollo, se planta en Barcelona y Bilbao con su “tercera vía” para presentar la próxima semana una propuesta de “autonomismo amable” frente a las cesiones de Sánchez, con el objetivo de actualizar su discurso y su programa sin renunciar a sus esencias en materia territorial, lo que de entrada parece estar sentenciado al fracaso. No obstante Moncloa sigue confiando en un acuerdo “in extremis” con el prófugo Puigdemont ya que sus encuestas son más pesimistas que las del CIS de Tezanos, que otorga al PSOE un apoyo del 32´6% frente al 32´2% del PP, y por ello las usan para presionar a sus socios y hacerles entender que repetir elecciones no les conviene a ninguno para no asumir el riesgo de un gobierno popular más perjudicial para todos ellos, con lo que lo que hay que hacer es garantizar gobernar esta legislatura con las mimbres que han dado los comicios del 23-J, por esperpéntico y variopinto que sea, valga lo que valga y cueste lo que cueste….cuestión distinta es lo que convenga al conjunto de los ciudadanos españoles y a la higiene democrática de nuestro país.

            Y en medio de este patético espectáculo la guerra entre Israel y Hamás pone en evidencia las antagónicas posturas entre los miembros socialistas y los populistas del Gobierno español, una evidencia más en la política exterior, al igual que en muchas otras políticas, en que la visión del socialismo democrático y del comunismo populista no son compatibles, provocando un caos gubernamental cuando el sector minoritario del Ejecutivo se niega a asumir colegiadamente las posturas mayoritarias del mismo o a dimitir, dado que el Presidente no les cesa. En efecto, el dividido Gobierno de Sánchez provoca una verdadera crisis diplomática con Israel que califica de “inmoral” a parte del mismo denunciando que se “alinea con el terrorismo” por lo que pide a Sánchez que “condene las vergonzosas declaraciones” por parte de algunos ministros, mientras Exteriores tilda de “falsedades” estas declaraciones sobre el Gobierno y acusa a Israel de difundirlas. Pero lo cierto es que Sánchez evita corregir a Belarra que reclama procesar a Netanyahu por crímenes de guerra, aunque la crisis diplomática causada por la ministra podemita le fuerza a..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

 

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