jueves, 12 de enero de 2023

UN NUEVO TC

                     Cómo era de esperar, tras la renovación del Tribunal Constitucional con la pertinente mayoría de magistrados progresistas (aunque nadie entiende que en una institución cuyo objetivo es sencillamente garantizar la constitucionalidad quepa un determinado sesgo ideológico, pues los asuntos se ajustan o no a la Constitución y punto), el anterior presidente conservador, Trevijano, deja el Alto Tribunal para dejar paso a su sucesor que, en este caso, será el progresista Conde-Pumpido, elegido por un solo voto de diferencia (6 a 5)  frente a la también progresista María Luisa Balaguer, apoyada por los magistrados conservadores. Un Conde-Pumpido que siendo Fiscal General del Estado con Zapatero ya dijo sobre el alto el fuego de ETA que “la Justicia no está para favorecer procesos políticos, pero tampoco está para obstaculizarlos” aclarando sin embargo que “el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino” y que si bien la aproximación del ministerio público a la realidad social debe ser imparcial no puede ser ajena a ella “sino profundamente comprometida en su transformación”. ¿Seguirá este criterio como Presidente del TC o se limitará a decidir con criterios estrictamente técnico-jurídicos si los asuntos que lleguen se ajustan o no a la Constitución? Es la pregunta del millón. Pero es que además, esta mayoría progresista dividida, excluye totalmente a la minoría conservadora (7 contra 4) y copa la dirección del TC rompiendo la tradición al dejar, en este caso a los conservadores, sin la Vicepresidencia del órgano garante de la Carta Magna, que presidirá el ex fiscal general del Estado con Zapatero Conde-Pumpido. Sin duda se pierde lamentablemente la ocasión de iniciar un camino de despolitización del TC al optar más bien por méritos políticos de los magistrados que por méritos profesionales que debieran ser los que prevalecieran en tan Alto Tribunal encargado de dilucidar sobre la constitucionalidad o no de los asuntos que le lleguen y que, en todo caso, debiera intentar que sus miembros, conservadores o progresistas, estuvieran exentos lo más posible de un pasado político, inmediato o lejano, como ministros, fiscales generales del Estado o altos cargos del Ejecutivo que como ya dijo Sánchez en su día dependen del Gobierno de turno que es quien los nombra. En definitiva, Trevijano deja el Constitucional con una defensa de la intervención en las Cortes, concretamente de la decisión de impedir la votación en el Senado de la ley que trataba de desbloquear el propio órgano de garantías constitucionales y critica el abuso de los decretos-leyes por parte del Ejecutivo, ya que no hay ni debe haber nadie por encima de la Constitución ni más soberanía que la española, y lo hace con una advertencia: “la autoridad debe acatar y proteger la Carta Magna”. Esperemos, en todo caso, que Conde-Pumpido, al margen de su pasado político, lleve a buen término la imprescindible recuperación del prestigio de la institución a pesar del “rodillo” forjado por Pedro Sánchez, colocando no sólo al Presidente del TC en la presidencia sino también a otra magistrada afín como Vicepresidenta, Inmaculada Montalbán. De momento Pumpido se..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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