lunes, 14 de junio de 2021

MACHISMO ABOMINABLE

                     Mientras todo el arco político afrontaba un fin de semana decisivo, al confluir tres batallas que podían alterar el espacio político español (las primarias del PSOE en Andalucía, el futuro de Podemos sin Pablo Iglesias y las manifestaciones en Colón contra los indultos a los secesionistas), el machismo abominable ensombrece todo el panorama político con tres últimos casos repugnantes de violencia de género o machista, ¡qué más da el nombre!, como son el asesinato de las dos menores de Tenerife, Anna y Olivia, a manos de su padre, el de la joven de 17 años Rocío Caíz en Estepa a manos de su ex novio, y el homicidio por atropello de otra mujer en Marmolejo que se investiga como accidente o caso de violencia machista a manos de su pareja. Tres horribles crímenes machistas que engrosan la siniestra lista de víctimas de la repugnante e inadmisible violencia machista que no cesa ni con gobiernos de derechas ni de izquierdas, mientras los partidos políticos buscan utilizarlos demagógicamente compitiendo entre ellos para ver quién se autoproclama más feminista (como contraposición al machismo indecente) o quién acusa al contrario de machismo con mayor éxito electoral, cuando lo que debieran hacer es sacar del debate político este cáncer social de la indecente violencia machista y consensuar entre ellos una serie de medidas legales y de recursos materiales para extirparlo de nuestra sociedad una vez por todas o, al menos, para evitar, como sucede ahora, que siga creciendo. En efecto, en Marmolejo, la Guardia Civil detiene a un hombre, que había alertado del atropello a una mujer, y trabaja con la hipótesis de que pueda tratarse de otro caso de violencia machista; en Estepa, tras una semana interminable de angustia y sin saber dónde estaba la joven Rocío de diecisiete años y madre de un hijo de pocos meses, se confirman los peores augurios al confesar su ex novio y padre del bebé que la mató el mismo día de su desaparición, que la descuartizó y esparció sus restos en distintos puntos de la localidad; y en Tenerife, tras más de cuarenta días de angustia y búsqueda, con la esperanza de encontrarlas vivas, hallan en el mar el cuerpo sin vida de Olivia, una de las dos pequeñas raptadas por su padre, Tomás Gimeno, mientras siguen buscando a la más pequeña, Anna, y a él mismo, apuntando todo a que mató a sus hijas, arrojó sus cuerpos al mar y luego se quitó la vida, arrojándose lastrado al mar para hacer el mayor daño posible a la madre de las niñas y que jamás volviera a verlas ni a saber de ellas tal como le dijo por teléfono el día del rapto, dándole a entender que se fugaba con ellas. Un caso, este último, de, a mi juicio, la peor de las violencias de género, la violencia vicaria, un tipo de violencia de género en que el agresor utiliza a los hijos como instrumentos para hacer daño a la madre o ex pareja; no en vano, las investigaciones concluyen que Tomás Gimeno, un celópata empedernido, planeó el asesinato de sus hijas, de uno y seis años, “con sangre fría” para extremar el dolor de la madre, Beatriz, a la que telefoneó, mientras arrojaba los cuerpos de las niñas al mar, para tranquilizarla, haciéndole creer que se trataba de un secuestro al decirle “no puedo permitir que crezcan sin mí” cuando lo que buscaba era causar “un dolor inhumano a la madre”, quien ahora, con toda la razón del mundo, pide..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

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