jueves, 19 de noviembre de 2020

POCOS Y MAL AVENIDOS

                             Cada vez es más evidente que quienes conforman el minoritario gobierno de coalición social-comunista dirigido (es un decir) por Sánchez son pocos y mal avenidos. Pocos, porque para sacar adelante sus objetivos, si es que tiene algunos además de aguantar en el poder, han de recurrir al apoyo, a costa de lo que sea, de otros minoritarios grupos políticos radicales de dudosa escrupulosidad democrática, como ERC o Bildu, cuyo objetivo, junto al de Podemos, es acabar con el actual régimen democrático español y con la unidad territorial de España. Mal avenidos, porque insólitamente cada socio de gobierno, PSOE y Podemos, actúa por su cuenta incluso en asuntos de Estado esenciales para la estabilidad del país y su credibilidad internacional, dando la sensación de que en vez de un gobierno hay dos en uno, con proyectos y objetivos totalmente distintos e incluso totalmente opuestos y contradictorios al extremo de que el Gobierno, como tal, carece de proyecto alguno pues no cabe en la cabeza que frente al Presidente, y su grupo de ministros socialistas, su Vicepresidente, con su grupo de ministros comunista-populistas, juegue permanentemente a la contra públicamente poniendo en riesgo permanente lo que debiera ser un proyecto común gubernamental, pactado y público, a todas luces inexistente. Obviamente, ante semejante desbarajuste, las voces críticas no sólo se disparan en la oposición sino también en los barones socialistas que ven con preocupación una deriva peligrosa de cara al futuro y a la credibilidad de un PSOE que cada vez más se tiene que tragar sapos y culebras con las zancadillas irresponsables que, sin escrúpulo alguno, les pone su socio gubernamental populista, como si se tratara de un grupo político más de la oposición. Sirvan como ejemplos de lo que no se puede hacer los últimos despropósitos del Vicepresidente Iglesias. En efecto, ante la difícil coyuntura del Gobierno minoritario de sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado, cuyo proyecto se supone que está pactado previamente entre socialistas y podemitas y que es común, Podemos desafía una vez más al PSOE y sella un nuevo pacto con Bildu, presentando a traición (los ministros del sector socialista ni lo sabían) con los abertzales y con ERC una enmienda anti desahucio a los mismos con el objetivo de “torcer la mano” a los socialistas, con lo que se da la paradoja de que un gobierno, por culpa de una parte del mismo, se enmienda a sí mismo como si se tratara de cualquier otro partido de la oposición. Y, en efecto, ante un patético rebrote de inmigración descontrolada en Canarias, procedente de Marruecos, Iglesias decide boicotear a Marlaska y pide abiertamente un referéndum en El Sahara, complicando la visita del ministro al vecino del Sur en plena crisis migratoria, pues Rabat, que tiene en su mano colaborar con Madrid para reducir los flujos migratorios, avisa a Sánchez de que la actitud de su Vicepresidente Iglesias “no ayuda” en nada a paliar el problema migratorio. Ya ven, palos en la rueda del Gobierno por parte de miembros del propio Gobierno que dificultan la resolución de problemas e incluso los aumentan, creando incluso problemas nuevos. ¿Y qué hace Sánchez frente a las zancadillas irresponsables de su Vicepresidente populista? Pues bien, en vez de hacerle entrar en razón o simplemente romper el acuerdo de Gobierno si persiste en sus traiciones manifiestas, Sánchez sencillamente se harta de los barones socialistas y, en la reunión de la Ejecutiva del Partido, los manda callar, abroncando a los críticos, desautorizando a los socialistas históricos y negando un evidente acuerdo presupuestario con Bildu, que, entre otros, Alfonso Guerra califica de “despreciable”. Mientras tanto Iglesias sigue campando a sus anchas imponiendo sus políticas y su estrategia de socavar al PSOE como si su partido, Podemos, no fuese gubernamental y estuviera aún en las calles formando parte del histórico Movimiento 15-M, sin entender que no se puede estar a la vez repicando y en misa, que no se puede ser a la vez gobierno y oposición, que gobernar supone asumir determinados costes ya que muchas veces hay que optar por decisiones complejas antipopulares, y que si está en el gobierno es porque él mismo libremente lo ha querido, lo que le obliga a gobernar con lealtad y no a dejar en entredicho a su socio gubernamental mayoritario, el PSOE, mediante demagogias baratas para que aparezca ante la opinión pública como el malo de la película y él quede como el bueno. No en vano, las...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

 

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