Mal pinta el asunto de
la gobernabilidad en España cuando la decisión de Sánchez de apostar por una
coalición insuficiente con UPodemos convierte a ERC, un partido secesionista
con sus líderes condenados por sedición, en la clave para la investidura y para
la estabilidad posterior de dicho gobierno. En efecto, la insuficiente opción
de la coalición Sánchez-Iglesias con sólo 155 escaños aleja casi
definitivamente cualquier otra opción con los partidos ubicados ideológicamente
a la derecha del PSOE, por más que, ante las exigencias de ERC para apoyar la
investidura, la ministra Calvo se haya visto obligada, por si acaso, a iniciar
tímidos contactos con Arrimadas para preparar un posible inicio de
negociaciones con Sánchez, mientras Casado, que sólo negociará una salida sin
Podemos, sostiene que el fallo de los ERE “invalida” a Sánchez como presidente
y le pide que dé “un paso atrás”. Y es que ERC, consciente de la posición
ventajosa que le ha dado Sánchez, supedita su apoyo a una mesa de negociación,
mientras lanza una consulta a sus bases, y el PSC está dispuesto a analizar la
propuesta; un PSC nacional-socialista que es uno de los principales obstáculos
para que el PSOE deje de mantener la ambigüedad calculada con el separatismo y
se coloque nítidamente a favor del cordón sanitario a partidos secesionistas de
corte totalitario, con quienes gobierna en no pocas instituciones de Cataluña.
Además ERC, que blinda con dicha consulta a las bases su chantaje a Sánchez
planteando a la militancia que rechace la investidura si no hay una mesa de
negociación sobre la independencia, pretende asimismo atraer a su estrategia a
JxCat y la CUP para recuperar la figura del relator, como si de un país
bananero se tratara, para seguir presionando al Estado democrático, mientras
Sánchez, con esos tímidos amagos de acercamiento a la derecha intenta
trasladar, tanto a Iglesias, que ya se ve Vicepresidente, como a los
secesionistas, que “todo está abierto”, pues nadie quiere elecciones de nuevo y
la CEOE emplaza al PSOE a buscar, mediante pactos de Estado, un Gobierno
moderado que no dañe la Economía. Por su parte Quim Torra torpedea el
acercamiento entre PSOE y ERC exigiendo negociar la amnistía y la
autodeterminación, mientras, al parecer, Puigdemont ya ha decidido jubilarle
para imponer como heredera a Borrás, obligándole a renunciar a volver a
presidir la Generalitat y designando a la diputada de JxCat como candidata para
seguir controlando el Govern desde Waterloo, no vaya a ser que el delfín, como
en su día le sucediera a Susana Díaz con su delfín Sánchez, le salga rana;
además, ante un Torra ya amortizado, Borrás puede ser el revulsivo para ganarle
unas hipotéticas elecciones autonómicas a ERC, que, consciente del peso
específico que se le ha otorgado, eleva cada vez más su precio por su
abstención, exigiendo a Sánchez “un diálogo entre gobiernos”, entre iguales, de
tú a tú, reclamando incluso que el condenado Junqueras participe en la
negociación y pidiendo una amnistía para los presos soberanistas, ante un
atosigado Presidente en funciones, convencido de que “si fracasa la investidura
es su muerte política” y, por tanto, dispuesto a cruzar cualquier línea roja, al
extremo de que lo que Moncloa vetó hace diez meses para negociar unos
malogrados Presupuestos con ERC, hoy, visto lo visto, sería posible ante...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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