Al final, tal como había anunciado, ETA,
derrotada por la democracia y sin capacidad operativa, desaparece entre el
rechazo masivo y la admisión de su estrepitoso fracaso; la banda terrorista
dice disolverse después de casi sesenta años de existencia y tras 854
asesinatos, y lo hace con un comunicado leído por el asesino y prófugo de la
justicia Josu Ternera, quien asegura que ya han sido desmanteladas todas sus
estructuras. Sin embargo la banda ennegrece más aún su tétrica historia al
ignorar a las víctimas y culpar a España y Francia de sus asesinatos mientras
anuncia que a partir de ahora sus patéticos pistoleros pasarán a hacer política
dentro de las estructuras democráticas del Estado, mientras los sanguinarios
“Ternera” y “Anboto”, encargados de anunciar la “disolución” de la banda y su
“final”, ensalzan su “honestidad” y su siniestro “trabajo”, planteando a su vez
la unión de las fuerzas nacionalistas y la “activación popular” para poner en
marcha un “proceso” independentista, que, salvando las distancias operativas,
recuerda al totalitario “procés” secesionista catalán. El objetivo es idéntico.
ETA, que, según Urkullu, “tiene pavor a que se piense que no valió para nada”,
desaparece formalmente y da por finalizado el “conflicto” (lenguaje similar al
de los secesionistas catalanes) sin pedir perdón ni colaborar con la Justicia
(hay más de 300 asesinatos sin resolver judicialmente) y el PNV dice en tono
poético que “la sociedad vasca se quita el plomo de las alas para volar en
libertad” (tan poético como cuando el líder peneuvista Arzallus en plena
actividad macabra de la banda manifestaba que “unos zarandean el árbol y otros
recogen las nueces”), en tanto que Bildu, al estilo de los secesionistas
catalanes, pide el inexistente “derecho a decidir” (es decir, el derecho de
autodeterminación) y Ternera, en su vergonzosa aparición, advierte de que los
ex militantes etarras continuaran la lucha para la “constitución del Estado
vasco”, en tanto que un grupo de terroristas cuidarán en secreto del “legado de
ETA”, pues Pla pretende liderar desde prisión un grupo clandestino que
“preserve su buen nombre” y quiere impulsar una Comisión de la Verdad en el
País Vasco que imponga (al igual que sucede en Cataluña) su versión de la
Historia, mientras otro etarra limpia las armas pendientes de entrega para que
no ayuden a escalrecer los crímenes. Por su parte todos los..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario