Sin lugar a dudas la
preocupante situación político-social de Cataluña va de mal en peor, pues, en
pleno berenjenal provocado por el anterior Govern presidido por Puigdemont, que
ha llevado a buena parte de sus miembros (todos imputados por la comisión de
presuntos graves delitos) a la prisión preventiva o a la fuga de la Justicia,
el prófugo ex President, ante la imposibilidad de ser investido a distancia,
designa a distancia y a dedo (por encima de todo y de todos) como sucesor al peor
de los candidatos posibles, es decir, a un personaje casi desconocido y oscuro,
casi perdido en las listas electorales, pero con un historial de declaraciones
antiespañolas preñadas de manifiesto odio y desprecio a los españoles, al
extremo de que, entre otras barbaridades, califica al castellano-hablante de “bestia,
hiena, víbora o carroñero” y hace gala de un supremacismo casi enfermizo,
incluso de índole racista (habla de alteraciones de ADN; de no mirar al sur,
sino al norte, donde la gente “es limpia, noble, libre y culta”; e incluso de
que los catalanes son más blancos que los españoles….). Se trata de Quim Torra
que, gracias a la colaboración de la CUP absteniéndose y al apoyo de ERC y
PdeCAT, acaba de ser investido por el Parlament de Catalunya, aunque, en honor
a la verdad (o para quedar bien con su electorado) los cupistas avisan que,
tras ser investido, no facilitarán la gobernabilidad si no ven “hechos” para
lograr la independencia ya que permiten su investidura para que “haga efectiva
la república”, dando así luz verde a una legislatura más radical aún que la
anterior y manejada a distancia por Puigdemont, a quien el mismísimo Torra
sigue considerando el legítimo President de Catalunya y, como tal, nada más ser
investido se apresura a viajar a Berlín a rendir obediencia y pleitesía al Gran
Jefe, al Dictador, al Mandamás sin que ni ERC ni el PDeCat se inmuten, por lo
que cabe preguntarse si sus militantes y votantes lo ven normal, pues cualquier
demócrata de izquierdas o de derechas lo rechazaría tajantemente. Torra, si se lo
ordena su jefe, activará un Parlament paralelo y un Govern en rebeldía, pues
pondrá en marcha un “consejo de electos” que suplante a la Cámara y estudia
incluir en el Govern a presos y huidos para poner en marcha un nuevo “procés”.
La pretensión de Puigdemont y su marioneta Torra es convertir las instituciones
catalanas, como el Parlament o el Govern autonómicos, en meras comparsas para
llevar a cabo su totalitaria voluntad. Ni siquiera un..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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