Me voy a permitir
relegar a un segundo plano los asuntos internos de España para dar prioridad a
la situación límite que soporta Oriente Próximo, convertido desde hace tiempo
en un polvorín que al final ya ha estallado, mientras la comunidad internacional,
como sucede con Ucrania y con otros lugares en conflicto, sigue deshojando la
margarita posicionándose a favor o en contra de los contendientes y poco más.
En efecto, tras atacar Israel a Yemen, después de liquidar parte de la cúpula
de Hizbulá en Líbano y disponerse a invadir por tierra el territorio libanés,
dejando todo listo en la frontera para una “inminente” invasión, que acaba de
suceder, el Irán de los ayatolás ataca con cerca de 200 misiles a Israel
alcanzando zonas habitadas de Jerusalén o Tel Aviv, aunque sin causar graves daños,
con lo que el conflicto directo Israel-Irán está más que servido. Netanyahu
anuncia represalias y afirma que “Irán cometió un gran error esta noche y
pagará por ello”, mientras su ejército ordena a los civiles evacuar una amplia
zona al sur de Líbano que afecta a unas 30 localidades, y califica su incursión
terrestre en suelo libanés de “selectiva y delimitada” contra el grupo
terrorista Hizbulá, mientras EEUU anuncia que está preparado para ayudarle a
defenderse. Y justo cuando Irán responde a Israel con el citado ataque, un
atentado terrorista en Tel Aviv causa siete muertos. Al final el riesgo de
guerra total en la región es más que probable, si es que ya no se ha iniciado,
con lo que Israel se vería obligado a luchar en siete frentes a la vez, un Israel
que, desde su creación como Estado tras la segunda guerra mundial, está rodeado
por una serie de Estados enemigos, algunos de ellos gobernados por radicales
islamistas muy violentos, y acostumbrado a defenderse de un terrorismo salvaje,
en especial el de Hamás, instalado en Gaza, y el de Hizbulá, instalado en
Líbano, que recibe de Irán armas, capacitación y apoyo financiero. Todo esto en
un contexto internacional bastante preocupante y contaminado por una especie de
relativismo político oportunista en que los partidos moderados, genuinamente
democráticos (ya sean de izquierdas o de derechas), son incapaces de frenar en
sus respectivos países el auge de extremismos de derechas o izquierdas, como ya
sucede, entre otras áreas, en no pocos estados miembros de la UE, amenazando
con ello la estabilidad social y política de la zona del mundo por excelencia
de mayor desarrollo de las libertades individuales y colectivas, la búsqueda de
la paz, la solidaridad, la igualdad y el desarrollo económico, que seguimos
conservando cada vez más a duras penas. Baste por ejemplo mencionar la campaña
prorrusa que busca impulsar a los antisistema en España y que investiga el FBI,
por la que, según se publica, una serie de documentos demuestran la fábrica de
bulos financiada por el Kremlin con el objetivo de dañar las instituciones
democráticas y atacar al Rey y al Partido Popular; una campaña de
desinformación rusa que además actúa en Méjico para agravar la crisis con
España, mientras el informe del Gobierno de EEUU alerta del grado de
penetración de los medios financiados por el Kremlin para aumentar la tensión
con América Latina y atacar al Rey de España.
Así las cosas, mientras la nueva
presidenta de Méjico, la izquierdista Sehinbaum, en su toma de posesión trae un
mensaje de reivindicación feminista (que no viene nada mal) pero arremete
contra España porque su Jefe de Estado, el Rey, no condena la actuación de los
españoles durante la conquista de América, la ultraderecha gana las elecciones
en Austria con su mejor resultado al obtener el Partido de la Libertad, el FPO,
del ultra Herbert Kicki el 29´2% de votos, seguido del Partido Popular
Austriaco, el OVP, con el 26´3%, y del socialdemócrata SPO con el 20´5%,
mientras los ecologistas, Los Verdes, que ahora gobernaban en alianza con el
OVP, pasan del 13´9% de votos al 8´7%, lo que no es suficiente para seguir
gobernando, mientras, por otro lado, ningún partido quiere apoyar al ultra
Kicki para gobernar y tratan de cortar así el ascenso de la extrema derecha pro
rusa. Austria se suma así, si es que ya no lo estaba, a otros países europeos
en que la extrema derecha asciende inevitablemente, al extremo de que, además
de presidir Italia y Hungría, hay partidos ultras en coaliciones de gobierno en
Croacia, Eslovaquia, Chequia y Finlandia, además de Suecia en que el Gobierno
se sostiene gracias al apoyo externo de un partido ultra, o Países Bajos donde
la formación más votada es el Partido de la Libertad del polémico Wilder….por
no hablar del ascenso vertiginoso de la ultraderecha en Francia. ¿Y qué hacen
los demócratas moderados de derechas o izquierdas para remediar la situación?
Se limitan, mientras pueden, a hacer una especie de cordón sanitario para
impedir entre todos que los ultras puedan gobernar, lo que, al final es contraproducente,
pues lo que debieran hacer es preguntarse el porqué de semejante ascenso y del
descenso o estancamiento de sus propios proyectos políticos, en definitiva, lo
que debieran hacer es autocrítica pura y dura para poder rectificar sus
conductas, en vez de optar por el mantra de repetir sin más que ellos son los
buenos y los demás los malos. Y cuando en otros lugares, como en España, los
ultras son pocos todavía (Vox y Se acabó la Fiesta) nos empeñamos en
agrandarlos incluyendo como tales a otros partidos de derechas
constitucionalistas, como el PP, mientras pactamos lo que sea necesario con
otras opciones secesionistas radicales con el único objetivo de mantenerse en
el poder. El camino es errado, se mire como se mire, pues la única defensa de
los partidos moderados ante los extremistas es poner como único cordón
sanitario la Constitución y el respeto a la legalidad vigente que emana de
ella. En fin, sin más comentarios.
Y siguiendo ahora con España,
mientras Junts en su plan de gobierno forzará a los extranjeros a aprender
catalán a través de una Agencia de la Migración y el ministro Albares, para
contentar al secesionismo, dice que su prioridad es que el catalán sea lengua
oficial en la UE, los socios de Sánchez le dan la espalda para investigar a
Feijóo, fracasando así el intento del PSOE de atraer a todos sus aliados y usar
su mayoría en el Congreso contra el líder popular, pues la triste realidad es
que ya le dan la espalda en casi todo, siendo incapaz para encontrar apoyos e
impedir que termine en el mínimo plazo la comisión sobre las mascarillas. Y
entretanto, según SigmaDos, crece el bipartidismo, aunque el PP afianza su
brecha de 35 diputados con el PSOE que se mantiene, mientras se hunde la
fidelidad tanto a Vox como a Sumar. Un Vox que, ante la competencia de Alvise,
coquetea en el Congreso con hacer oposición al PP con la estrategia de la
abstención para tumbar algunas propuestas de Feijóo y evitar así las derrotas
socialistas, pues las relaciones PP-Vox son muy malas y no están engrasadas en
el Congreso para hacer frente a Sánchez, quien sigue con el mantra de que ambos
partidos son lo mismo, es decir, la extrema derecha.
Entretanto prosigue el capítulo de
conductas inapropiadas, corruptelas o sencillamente corruptas, siendo los
jueces, en todo caso, quienes han de encargarse de tipificarlas como delictivas
o no. Sin embargo, en el caso Begoña Gómez, Moncloa arremete de nuevo contra el
juez Peinado desde el Consejo de Ministros, que debiera ser el primer
interesado en aclarar los hechos que está investigando, y le acusa de llevar
“seis meses pedaleando en la nada”, acusación que no hace sobre otros casos que
llevan incluso años de investigación. Por ejemplo, hoy mismo se publica que una
fundación de la Junta de Andalucía de la época socialista pagaba comisiones a
un proveedor para enchufar a familiares, tras revelar la UCO que la Faffe
utilizaba empresas externas contratadas con subvenciones con el propósito de
emplear a afines abonándoles un 25% más del coste salarial real. Ya ven, la
corrupción tiene tantas caras que para investigarla requiere un amplio
consenso, empezando por acabar con aquello de que tu corrupción es la mala y mi
corrupción la buena, tan al uso en España. En fin, lo cierto es que Begoña
Gómez traslada todo el foco mediático a su querella al juez Peinado, que la
investiga, mientras la Audiencia de Madrid aplaza su decisión sobre el archivo
de la causa por un error del juzgado, sabiéndose que puede apartar al juez con
su denuncia de prevaricación, que, en todo caso, habría que demostrar. Begoña
está en su derecho de demandar lo que considere oportuno, mientras impulsa su
otro máster en plena investigación judicial y Caixa-Forum acoge el acto sobre
captación de fondos para ONG, en tanto que la UCM cierra el otro máster por
“perjudicar su imagen”. Y mientras el juez del “caso Koldo”, otro caso que
colea, investiga la actuación de Armengol en Baleares revisando los pagos de su
entonces Gobierno autonómico a la trama y su respuesta tras haber recibido
mascarillas “fake”, la “número dos” del Fiscal General del Estado agita un bulo
para salvar “in extremis” a su Jefe, García Ortiz, pues Ángeles Sánchez Conde
lo sitúa como víctima de una “campaña periodística” (siempre matando al mensajero)
para pedir que no le imputen por la publicación de datos personales reservados
del novio de Ayuso, justificándolo con que tuvo que “desmentir infundios de El
Mundo” en referencia a una noticia veraz, que, en caso de no serlo, habría que
resolverse demandando al medio para que rectifique, pues la realidad es que
García Ortiz ordenó difundir datos reservados sobre el novio de Ayuso pese a
que la Fiscalía le había ofrecido llegar a un acuerdo, como suele ser habitual
en estos casos.
Por otro lado el Supremo, único órgano
jurisdiccional en toda España y tribunal superior en todos los órdenes, aunque
últimamente esté siendo zarandeado y desautorizado por el Ejecutivo, enseña el
camino al TC diciéndole que “la voluntad del legislador no basta para aplicar
la ley” y ratifica que la malversación de los líderes del procés queda excluida
de la amnistía, mientras Junts, que defiende la Justicia española sólo cuando
le da la razón, califica a los magistrados de “toga nostra” y ERC llevará el
asunto al Constitucional, confiando, como hace el Ejecutivo de Sánchez, que la
mayoría progresista del mismo les dé la razón (como si la Justicia dependiera
de mayorías y minorías, cuando sólo consiste en aplicar con todo rigor las
leyes, elaboradas por el Legislativo). El caso es que el Supremo con la
decisión tomada empuja a Junqueras al Constitucional al negarle la amnistía al
ratificar que la malversación por la que fue condenado no es amnistiable.
Mientras tanto, el actual govern de Catalunya no ve tan fácil el traspaso de
Cercanías, admite su complejidad técnica y se abre a contemplar otras opciones,
que obviamente el secesionismo no quiere, mientras Sánchez, por otro lado, se
compromete ante los empresarios catalanes a impulsar “la financiación singular”
que prácticamente todas las CCAA rechazan. Uno de ellos, Mazón, desde la
Comunidad Valenciana, sostiene que “Illa quiere vulnerar los estatutos del
resto: ¿es eso respeto?” y advierte de que “si Sánchez ofrece una quita de la
deuda a cambio de zamparnos el cuponazo, es una trampa”. Es el berenjenal en
que Sánchez se ha y nos ha metido.
Un berenjenal en que ya, casi parece
normal, que cinco mil opositores sufran la suspensión repentina del examen y
que el tribunal pertinente de RTVE dimita, quedando aplazada la convocatoria
por una “filtración interesada” tras suspenderse el examen al desvelarse las
preguntas del mismo, mientras fuentes internas dicen que “ha sido un miembro
del tribunal que está vinculado a un sindicato”, después de que un “chivato” y
un miembro de la dirección dieran la voz de alarma. Y tras las pintorescas explicaciones
de un directivo de RTVE a los opositores desde un balcón, todos a sus casas
hasta la próxima….y, digo, ¿nadie dimite ante semejante chapuza? ¿nadie es
cesado?, ¿nadie responde ante la ciudadanía?....Pues bien, ya ven, de momento,
por lo visto no, este bochornoso espectáculo será uno más de los muchos que se
están dando en nuestro país últimamente, sin que nadie apechugue con las consecuencias.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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