jueves, 1 de diciembre de 2022

LA CULTURA DE LA VIOLACIÓN

                     Mientras el socialista Lambán lamenta el liderazgo de Sánchez porque “mejor le hubiera ido a España” con otro, el Gobierno de coalición que lidera éste recibe la vuelta de la Ley Trans porque Podemos, su socio gubernamental, se plantea votar en contra pues el PSOE, socio mayoritario del Gobierno, mantiene los cambios y agiliza su tramitación para forzar un acuerdo “in extremis”. La realidad es que el choque en el Gobierno por la Ley Trans (entre otras muchas) hace peligrar otras, como la de Vivienda, ya que la posibilidad de que el Congreso devuelva la norma puede llevar a PSOE y Podemos a extender su tradicional confrontación a otras iniciativas legislativas, cuando los choques internos en el Gobierno social-comunista (el socialismo democrático y el comunismo son intrínsecamente incompatibles) bloquean ya siete leyes clave para Podemos e inasumibles para los socialistas, por lo que Podemos acusa al PSOE de bloquear sus leyes por puro interés electoral, mientras el parón de la Ley de Familias y de la Ley Trans dispara el malestar entre los dos socios, aunque el Ejecutivo aprueba la norma contra la trata y la explotación, cuyas víctimas tendrán protección sin una denuncia previa. Así las cosas, mientras el Tribunal Supremo eleva las condenas del caso Arandina pero advierte de que lo hubiera hecho más aún sin la ley del “sólo sí es sí” y mientras el PSOE fuerza otro  pleno para una segunda votación sobre el delito de sedición, el Alto Tribunal insta a estudiar “caso por caso” la rebaja de penas y abre la puerta a las rebajas de condena, cuando la aplicación de la chapucera ley ya ha beneficiado a 43 violadores (entre ellos la mayor rebaja de penas a dos de ellos con siete años menos). Y la ministra Irene Montero, en vez de rectificar la ley y reconocer sus errores que permiten semejante aberración de favorecer a los violadores, decide arremeter contra el primer partido de la oposición, el PP, que ha gobernado durante buena parte de nuestra reciente historia democrática, acusándole de promover la “cultura de la violación”, mientras el Congreso pierde el control entre cruces de acusaciones e insultos, así como la denuncia de la oposición por la diferente vara de medir que utiliza Batet, su presidenta, permitiendo que Montero acuse a sus rivales políticos de ser promotores de “la cultura de la violación” mientras es inflexible con PP, Vox y Ciudadanos al extremo de que ellos pueden sufrir el calificativo de fascistas (y ahora de promotores de la violación) pero a sus contrincantes no se les puede calificar de filoetarras, por ejemplo. Este tipo de actuación desigual en dirigir los debates en la Cámara provoca una “sobreactuación” en diputados y también en ministros, ministres y ministras, como Irene Montero, que más bien parecen mítines electorales de barrio que discursos políticos parlamentarios, al extremo de que el PSOE e incluso los afines a Yolanda Díaz reniegan ya de las salidas de tono de la ministra, pues dirigentes socialistas y de Unidas Podemos critican su “agresividad verbal” tras la grave acusación hecha al PP, que...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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