jueves, 17 de febrero de 2022

DIVISIÓN DE OPINIONES

                     El resultado de las elecciones en Castilla y León desata una división de opiniones en el seno de los dos partidos, mayoritarios y moderados de España, como son el PP y el PSOE, sobre lo que cada uno de ellos debe hacer ahora, pues los castellano-leoneses han decidido que, aritméticamente, o gobierne el PP con Vox, o gobierne el PP con la abstención del PSOE en la investidura, o, sencillamente, que se repitan los comicios, dado que Vox, al igual que hiciera Podemos con Sánchez en su momento, se niega a facilitar la gobernabilidad y exige formar parte de un gobierno de coalición. Así las cosas, en el seno del PP, surgen voces, como la de Ayuso, partidaria de que se pacte con Vox, y en el seno del PSOE, como la del alcalde de Valladolid, partidario de que los socialistas se abstengan para que no gobierne Vox y se facilite una investidura de gobierno monocolor del PP, que es quien ganó las elecciones; voces contrarias a lo que quieren las direcciones de dichos partidos. En efecto, Casado, que aspira a gobernar en solitario, rechaza, al menos de momento, el gobierno de coalición con Vox en Castilla y León que le exige Abascal, ya que, según dice, quiere romper con los “populismos” y con los “extremos a un lado y a otro”, mientras Sánchez le ofrece la abstención del PSOE para investir a Mañueco si el PP rompe con la extrema derecha a todos los niveles territoriales, oferta-trampa en la que Casado no cae al ser consciente de que supondría un desequilibrio electoral de fuerzas en su contra salvo que, por su parte, Sánchez hiciera lo propio y renunciase a coaliciones con la extrema izquierda, representada en UPodemos, y a los apoyos con secesionistas, radicales y filoetarras. En efecto, con dos partidos moderados mayoritarios, PSOE y PP, de izquierda y derecha respectivamente, y fracasadas las opciones de centro (CDS, UPyD, Ciudadanos…) para poder inclinar la balanza moderada a un lado u otro, en España quien renuncie a entenderse con sus extremas respectivas, UPodemos y Vox, se condena sine die a perder las opciones de gobernar, especialmente el PP pues una serie de partidos nacionalistas y separatistas, ya sean de izquierda o de derecha, son favorables a inclinar la balanza a favor de quien mejor garantice o permita sus reivindicaciones rupturistas con el Estado, que en este caso es la opción PSOE que con el sanchismo y su acuerdo de gobierno con UPodemos se ha radicalizado de forma alarmante. Por tanto Sánchez sabe perfectamente que Casado no puede aceptar unilateralmente prescindir de la ultraderecha, que representa Vox, si él por su parte no prescinde a la vez de la ultraizquierda y los radicalismos secesionistas, lo que supondría obviamente liquidar a nivel nacional el Gobierno minoritario de coalición y a niveles regionales o locales otra serie de gobernanzas establecidas. ¿Por qué unos pretenden vetar a la extrema derecha y no a la extrema izquierda y viceversa? Es obvio que lo más sensato es..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

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