jueves, 5 de agosto de 2021

GRAVE ANOMALÍA DEMOCRÁTICA

                     De “grave anomalía democrática” califica cínica y demagógicamente la ministra podemita Ione Belarra la “huida” del ex Jefe de Estado, Juan Carlos I, cuando ni hay “huida” alguna (el ex Jefe de Estado Juan Carlos, como cualquier otro ciudadanos libre y no sujeto a retención judicial alguna, puede fijar su residencia donde considere oportuno), ni hay “grave anomalía democrática” por detestables que sean los comportamientos personales (incluso si fueran delincuenciales) de los titulares de las instituciones democráticas, incluida la Jefatura de Estado, sujetos personalmente a la pertinente investigación judicial y, si procede, a la condena correspondiente contemplada en la ley. No son pues las instituciones democráticas las que delinquen, sino los titulares de las mismas, quienes personalmente son sometidos a investigación judicial y, si procede, pagan por sus conductas reprobables, al margen de su pertinente destitución o cese que se da por hecho, con lo que dichas instituciones permanecen sólidas e indemnes sin “anomalía democrática” alguna ejerciendo su función con el siguiente titular de las mismas elegido según establecen los mecanismos constitucionales al efecto. Así se hace tanto en los Estados democráticos constituidos como Monarquías Parlamentarias o como Repúblicas, sin que por ello la democracia se vea resentida. En Francia, por ejemplo, varios ex Presidentes de la República o Jefes de Estado han sido juzgados y alguno condenado por sus conductas delictivas, sin que por ello los franceses, y mucho menos los ministros y partidos gobernantes, hayan percibido “grave anomalía democrática” alguna ni exigido por ello que se cambie el modelo republicano francés por un modelo monárquico, como el inglés, el sueco, el danés....etc en los que, por cierto, sus ciudadanos gozan de grandes cotas de desarrollo y libertades que ya quisieran en muchos Estados republicanos, como, por ejemplo, en Corea del Norte, en Cuba o en Venezuela. La “grave anomalía democrática” de la que habla Belarra, sí que está en el acoso y derribo del modelo de Estado, en este caso de la Monarquía Parlamentaria española, que se hace desde otras instituciones del Estado, en este caso desde el Gobierno español, del que Belarra forma parte, cuando, como ministros del mismo, están obligados por promesa o juramento a acatar y defender la Constitución y, por tanto, la legalidad vigente y las instituciones emanadas de la misma, entre ellas la principal, la Jefatura del Estado establecida. Si la ciudadana Belarra, como otros tantos españoles, es republicana y está en su perfecto derecho de defender la República desde la oposición, no lo está desde que, tanto ella como su partido, decide libremente formar parte del Gobierno, pues comete una “grave anomalía democrática” arremetiendo desde el Ejecutivo contra la Jefatura del Estado, a la que como ministra está obligada a defender y a la que, por cierto, Sánchez, el presidente del mismo, elogia bajo su nuevo titular, Felipe VI, aunque elude...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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