lunes, 17 de mayo de 2021

A DIEZ AÑOS DEL 15-M

                     Parece que fue ayer, pero ya han pasado diez años del movimiento 15-M que, abarrotando de manifestaciones y acampadas las plazas de muchas ciudades españolas, especialmente la Puerta del Sol de Madrid, apostaba por tomar el cielo por asalto despotricando contra nuestro sistema democrático, al que no reconocían como representativo suyo, y prometía una especie de paraíso con otra forma de gobernar, no se sabe bien cuál, para cambiar el mundo. Hoy, todos aquellos sueños y propuestas que los ciudadanos, indignados e ilusionados, dejaron en la acampada de Sol hace diez años, duermen el sueño de los justos archivados en un local de barrio, mientras no pocos dirigentes de aquel movimiento de indignados, convertidos ya en la “casta” que decían repudiar, gozan de todo tipo de prebendas bien instalados en la gobernanza de un sistema que, según ellos, ni es democrático ni les representa. No en vano, según NCReport, la mayoría de los que acudieron a aquellas utópicas marchas, el 60%, no volvería y más de la mitad cree que con la reciente salida de Iglesias de la política, eso sí, bien instalado en la “casta”, se pone fin al movimiento que, según muchos, no mejoró nuestra sociedad, aunque si mejoró la situación de sus dirigentes, ya que, al fin y al cabo, “fue un intento de la izquierda de tomar el poder desde la calle” y ellos se han instalado en el poder. Hoy Pablo Iglesias, su principal representante e icono de esta traicionera integración en el sistema putrefacto que, según él, había que derribar, contempla esta evolución del 15-M bien instalado entre los poderosos, la “casta”, en su mansión de Galapagar y bien alejado del popular barrio de Vallecas donde, según él, debía vivir cualquier dirigente o gobernante de izquierdas mezclado entre el pueblo llano y sencillo al que representa. En fin, es lo que hay después de diez años de recorrido de aquel grito de esperanza (y demagogia) que iba a cambiar el mundo, cuyo balance, salvo alguna que otra ley, deja mucho que desear, pues para tal viaje no eran necesarias semejantes alforjas. En efecto, hoy las cosas no andan en España mucho mejor que en aquel 2011 con el Gobierno de Zapatero cuando ya estaban bastante mal, pues, en resumen tenemos en la actualidad más deuda, más paro, más parados de larga duración, más desigualdad, más personas en riesgo de pobreza, más colas en los servicios sociales, etc, etc, lo que, a efectos prácticos, conduce a una sociedad más polarizada e ingobernable, dado que, finiquitado el clásico bipartidismo, la consolidación de...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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