domingo, 11 de agosto de 2024

SÁNCHEZ...¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?

 

                        Refiriéndose al PP y en concreto al por entonces Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, reprochaba Sánchez en 2019 de manera solemne en sede parlamentaria que “a ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia española” (sólo le faltó decir, palabra de honor). Y es que el problema no era menor, pues dos años antes, siendo President de la Generalitat Puigdemont y Rajoy presidente del Gobierno, el Molt Honorable se había alzado contra el Estado de Derecho al frente del Govern declarando la independencia de Cataluña y suspendiéndola minutos después para dialogar (¡bonita forma de diálogo!), lo que suponía la comisión de delitos gravísimos que, en cualquier país democrático (y hasta entonces, también aquí) se castigaban severamente por la Justicia con condenas de prisión e inhabilitación para bastantes años, como obviamente sucedió en España a quienes, abortada la asonada totalitaria secesionista, comparecieron ante la Justicia, aunque algunos, entre ellos Puigdemont (el jefe de la banda totalitaria), haciendo gala de su cobardía irresponsable decidieron no comparecer ante los tribunales de Justicia y fugarse para eludir sus responsabilidades. Por tanto la declaración de Sánchez en 2019, tenía todo el sentido del mundo y su promesa de traer al prófugo era la gran esperanza para cualquier demócrata español. Sin embargo, no ha sido así, pues han pasado cinco años de tan solemne promesa y, en ese tiempo, Sánchez no sólo no lo ha traído, sino que, por el contrario, para conseguir el beneplácito del secesionismo totalitario para ser investido y para permanecer en el poder, les ha puesto a los delincuentes secesionistas una alfombra roja indultando a los finalmente condenados por el Tribunal Supremo y anulando del Código Penal el grave delito de sedición por el que se les condenó (ya ven, muerto el perro….) y además por si lo anterior no fuera suficiente, como, tras los últimos comicios generales, al PSOE de Sánchez le era imprescindible el apoyo de los siete diputados del prófugo ultraderechista catalán para mantenerse en Moncloa, no hubo reparo alguno en enviar a sus más fieles emisarios a la guarida del fugado en Waterloo, no para convencerle de que regresara a España y compareciera ante los tribunales de Justicia, ni para traerle y que respondiera ante ellos, como había prometido a todos los españoles, incluidos los catalanes, sino para pactar con él y hacerle socio de investidura (otro más, junto al resto del secesionismo, tanto vasco como catalán), cediendo obviamente a cambio para lograrlo una indecente Ley de Amnistía, insólita en cualquier Estado democrático, que el prófugo le exigía y que ahora, según el juez Llarena, paradójicamente no puede aplicársele al fugado por estar inmerso en un proceso de investigación por la presunta comisión de delitos no amnistiables, como es el de malversación, con lo que, de momento, su orden de detención contra el prófugo sigue vigente en estos momento en que, curiosamente llegaba la hora de investir como President de la Generalitat al socialista Illa, ganador en los comicios catalanes, a lo que Puigdemont se oponía ya que quería que se le invistiera a él a pesar de haber perdido las elecciones, tal como sucediera con Sánchez en las generales contra Feijóo. Así las cosas, un prófugo Puigdemont crecido por la rehabilitación del secesionismo que le hace Sánchez, pero muy frustrado por el pacto del PSC con ERC para investir a Illa, anuncia a bombo y platillo que asistirá a la sesión de investidura del socialista Illa como diputado en las Corts y que asume que puede ser detenido pues la orden del Supremo de detenerlo al pisar suelo español sigue vigente y así lo reitera el juez Llarena.

            Y, llegado el momento, Puigdemont cumple su palabra a medias ya que, poco antes de iniciarse la sesión de investidura de Illa y a pocos metros del lugar, reaparece el totalitario prófugo paseando por las calles de Barcelona, da un mini-mitin ante centenas de personas a pocos metros de Les Corts tras haber permitido el alcalde socialista barcelonés montar un escenario y pantallas para recibir al prófugo, quien conocía desde hace días que no contaba con seguimiento ni vigilancia policial pese a la orden vigente de detención, con lo que, por arte de magia, al finalizar el esperpéntico acto con su brevísima arenga para arremeter contra el Estado Español, desaparece de nuevo y vuelve a fugarse delante de varias decenas de mossos que le rodeaban para, supuestamente, detenerlo, provocando con su nueva huida un bochorno nacional e internacional de grandes dimensiones. En definitiva, el Presidente de Gobierno no lo ha traído como prometió, sino que, por el contrario, pactó con él buscándole en Waterloo, y, al final, fue el prófugo quien vino voluntariamente por su cuenta y riesgo, no para comparecer ante la Justicia sino para burlarse del Estado y, tras anunciar previamente su regreso a España, volver a fugarse insólitamente, esta vez con luz y taquígrafos, televisado en directo, desencadenando todo tipo de especulaciones e incógnitas, pues en cualquier otro Estado democrático del mundo, la mitad de lo que sucede en España ya hubiera provocado la dimisión de los responsables de semejante fiasco, que apunta al propio Presidente del Gobierno, quien hasta la fecha da la callada por respuesta a lo sucedido con un sospechoso silencio, no cesa a nadie y nadie dimite voluntariamente. Un daño irreparable para la higiene democrática en nuestro país, que se convierte en bochornoso protagonista en todos los medios nacionales e internacionales pues es inconcebible todo lo que está pasando y nadie entiende que un prófugo de la Justicia se convierta en socio del Gobierno; ni que dicho Gobierno no solo perdone los graves delitos indultando a los condenados sino que además desautorice con una insólita amnistía las condenas dictadas por el Tribunal Supremo quien, agotadas las instancias judiciales pertinentes, les condenó tras un procedimiento limpio y con todas las garantías procesales, cuando además dicen no arrepentirse de nada sino todo lo contrario; ni entienden que Puigdemont lleve siete años fugado con el beneplácito del Gobierno español sin exigir a la UE que se ejecute la orden europea de arresto contra él y, menos aún, que ni siquiera se le detenga al pisar suelo español y se permita su nueva fuga estando rodeado de mossos y sabiendo previamente el día, la hora y el lugar en que exhibiría sus chulescas diatribas contra el Estado de Derecho…… En definitiva, demasiados sospechosos acontecimientos que, como mínimo, requieren que, además de otros responsables, el Presidente del Gobierno, máximo responsable político en España, responda a la ciudadanía que se pregunta y le pregunta: “Sánchez, y ahora ¿qué hacemos?”, pues si le queda una pizca de dignidad, debiera responder ya que no es aceptable que, de momento, ante sucesos tan graves siga de vacaciones y dando la callada por respuesta. En cualquier otro país democrático su Jefe de Gobierno ya habría dimitido o, al menos, habría cesado a los responsables directos de lo sucedido….Pero, ya ven, esto es España.

            Una España incomprensible en que incluso el único acto positivo de la bochornosa jornada, la investidura de Illa, eclipsado por la farsa totalitaria de Puigdemont y su nueva fuga, queda empañada por las cesiones concedidas a ERC de una especie de “cupo catalán” financiero que rompe los principios progresistas constitucionales de igualdad y solidaridad entre todos los españoles (incluidos catalanes, y debiera incluso incluir a vascos y navarros), agravado con la hipócrita y cínica intervención de la Vicepresidenta Montero (ya que Sánchez no asistió ni a la investidura ni a la farsa secesionista), quien, en su papel de la voz de su amo ausente, defiende a capa y espada el polémico e insolidario privilegio financiero cuando hace pocos días ella misma lo rechazaba tajantemente; ya saben, “estos son mis principios y si no le gustan, tengo otros”, es, por lo visto, la forma de actuar del sanchismo puro y duro. Ya sólo hubiera faltado que el fugado hubiera conseguido antes de volver a fugarse impedir la investidura de Illa, pues hubiera sido el colmo de los colmos de la incompetencia política y el hazme reír total. No obstante es altamente preocupante que para sostener al Gobierno de España hayamos tenido que pagar el alto precio de una amnistía insólita exigida por Junts y que para hacer lo propio ahora con el Govern catalán tengamos que pagar el alto precio de una “singular financiación” para Cataluña exigida por ERC….y, si no, se acabó lo que se daba. Entretanto, el ridículo espantoso y el sesgo democrático de soportar una chulesca farsa organizada por el secesionismo, socio y puntal de Sánchez, para recibir con todos los honores a un prófugo de la Justicia, en que hasta el recientemente elegido President del Parlament de Catalunya sale a la calle para acompañarle hasta el escenario montado a pocos metros del Palau…..y encima no es apresado para que comparezca ante el juez Llarena, a quien para colmo señalan como el malo de la película.

            Cabe pues alegrarse obviamente porque Cataluña tenga ahora un Govern no soberanista, el primero desde 2010, pero cabe también preguntarse si a dicho gobierno minoritario le dejarán gobernar sus propios socios secesionistas, pues de ellos depende la gobernabilidad tanto en Cataluña como en España, y, lo más preocupante, en caso de que les dejaran a ambos gobernar, es el precio que habrán de pagar todos los españoles, pues ellos mismos lo dicen alto y claro, el objetivo es conseguir como sea la independencia de Cataluña. De momento Illa acaba de tomar posesión como “President de Catalunya” tras ser proclamado en el Parlament por 68 votos a favor (PSC, ERC y Comuns), 66 en contra (Junts, PP, Vox, CUP y Alliança Catalana) y el voto no emitido del mismísimo Puigdemont, patético protagonista. E Illa toma posesión con guiños al secesionismo (no le queda otro remedio, vaya a ser que se enfaden ya) con un discurso sólo en catalán y sin la presencia de la bandera de España en el que apela a “la defensa de la lengua, la cultura y nuestra tierra”, pero se olvida de la riqueza del bilingüismo al que tanto aludió durante la campaña electoral para conseguir ganar los comicios, aunque promete “gobernar para todos” y tiene el detalle de prometer su cargo con la fórmula adecuada de acatamiento a la Constitución y no, como los presidentes secesionistas, con chapuceras fórmulas para escaquear el bulto (algo es algo). Por su parte, tras el escándalo protagonizado por la nueva fuga de Puigdemont, el juez Llarena pide explicaciones a Interior (¡ay Marlaska de mi vida!) y exige que le aclaren qué falló y quién diseñó el operativo, mientras Moncloa no reconoce errores pero se desentiende de la fuga y culpa a los Mossos, en tanto que dos agentes son detenidos por colaborar en la nueva evasión, mientras el PP acusa a Sánchez de que el CNI no vigile a Puigdemont, cuando el mandato judicial obligaba a Mossos, Policía y Guardia Civil a apresarle. El caso es que el atestado detalla una sucesión de chapuzas que facilitaron la fuga, entre otras cosas, reconocieron a los agentes infiltrados, no funcionó la emisora y ni memorizaron las matrículas….. ¿tan ineficaces son nuestras fuerzas de seguridad?, no lo creo ni quiero creerlo. El caso es que Marlaska señala al Gobierno por su falta de control sobre Puigdemont en la frontera y reclama informes detallados sobre el fracaso del “operativo”, mientras el prófugo Puigdemont ya disfruta en su guarida de Waterloo desde donde carga contra ERC y contra el conseller de Interior y reprocha la “caza de brujas” contra los mossos que le ayudaron, mientras la policía autonómica reconoce que sólo tenía un plan de acción y que debían preservar la “dignidad de la persona que volvía del exilio” (¡menuda dignidad la de un prófugo de la Justicia al que no se le ha exiliado, pues simplemente se ha ido cobardemente para evitar ser procesado por los tribunales españoles. En fin, sin más comentarios….; sólo añadir que si Sánchez en su profundas reflexiones no es capaz de decirnos qué hacemos ahora ante estos hechos deplorables, que intente al menos entender lo que no debemos seguir haciendo para no seguir deteriorando nuestro sistema democrático, pues él es el principal responsable de lo que está pasando.

Fdo. Jorge Cremades Sena

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