Presidente, como ciudadano, demócrata y socialista democrático o socialdemócrata (llámalo como prefieras), me veo en la obligación de contestar a la carta que como ciudadano me has remitido públicamente (permíteme que nos tuteemos) pues entiendo que no hacerlo sería una descortesía por mi parte.
Quiero comenzar diciéndote que, desde el punto de vista humano, entiendo tu
reacción y me solidarizo contigo, pero, dicho esto, no puedo entender, desde el
punto de vista político, tu insólita decisión de tomarte unos días para
reflexionar sobre si merece la pena o no seguir siendo Presidente del Gobierno,
ante lo que llamas “campaña de acoso y derribo” orquestada por la “derecha y la
ultraderecha”, que identificas como iguales, por el mero hecho de que una
organización “ultraderechista”, Manos Limpias, haya puesto una denuncia contra
tu esposa, que no una querella, y el juez haya decidido abrir diligencias al
respecto, cuando la fiscalía ya se ha apresurado a pedir que se archive el
asunto y cuando tú mismo dices que se trata de bulos y mentiras, con lo que, de
ser así, más pronto que tarde, todo se esclarecerá y ella saldrá indemne de
semejante trance y tú más reforzado. Y no puedo entender el énfasis que haces
recalcando que Manos Limpias es una organización de extrema derecha como si ser
de extrema derecha o extrema izquierda supusiera no tener derecho a denunciar
ante los tribunales cualquier asunto que se presuma delictivo; y menos aún
puedo entenderlo cuando en otras ocasiones no has criticado a Manos Limpias por
poner denuncias y querellas contra otros personajes, bien de la Familia Real o
del Partido Popular o de quien sea, sabiendo que, en todo caso, su razón de ser
es denunciar sistemáticamente en los tribunales cualquier asunto sospechoso de
delito con lo que, como es lógico, unas veces los tribunales le dan la razón y
otras no, como a cualquier hijo de vecino. Asimismo me sorprende que anunciaras
la decisión de cogerte esos días para reflexionar sobre tu posible dimisión
(las dimisiones no se anuncian, se toman y punto) justo el día en que la prensa
publicaba la citada apertura de diligencias sobre ese presunto delito “de
tráfico de influencias y corrupción en los negocios” cometido presuntamente por
tu mujer, Begoña Gómez, cuando curiosamente ese día en la sesión de control del
Gobierno ni PP ni Vox sacaron a relucir el tema (sólo se refirió a él Rufián de
ERC, tu socio) a pesar de que Feijóo y Abascal llevan meses solicitándote en
vano que des explicaciones y salgas al paso de las noticias aparecidas al
respecto en algunos medios, que calificas de “marcada orientación derechista y
ultraderechista”, como si dichos medios, te guste o no te guste, no tuvieran
derecho a publicar lo que consideren oportuno por el mero hecho de tener una u
otra ideología política. Y sí estoy totalmente de acuerdo contigo en que
Begoña, tu mujer, se disponga a defender su honorabilidad y a colaborar con la
Justicia “para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como
inexistentes”….pues es lo que en estos casos se ha de hacer y, si son,
inexistentes como dices, nada hay que temer.
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