miércoles, 27 de marzo de 2024

DEMOCRACIA, SÍ; DICTADURA DE LA MAYORÍA, NO

                         Confundir “democracia” con “dictadura de la mayoría” es un grave error que al final se paga muy caro, pues, aunque obviamente la democracia se sustenta en la conformación de mayorías parlamentarias para gobernar, jamás debe olvidarse que por encima de esas mayorías coyunturales en cada momento está el permanente entramado institucional y procedimental de convivencia diseñado en la Constitución, refrendada por el pueblo mayoritariamente, y que todo gobernante democrático, legitimado y amparado por ella, ha de considerar como límite ineludible a la hora de tomar decisiones por mayoritarias que estas sean para impedir que esas mayorías no actúen como les venga en gana al margen de las reglas de juego establecidas, atropellando con ello derechos ciudadanos contemplados en la Carta Magna, lo que en el fondo supone realmente una inaceptable dictadura de hecho por mucho que se quiera disfrazar de democracia. En “román paladino”, para que todo el mundo lo entienda, que las mayorías parlamentarias no pueden hacer lo que les venga en gana saltándose a la torera los límites impuestos por el marco legal emanado de la Constitución y por los procedimientos establecidos, que incluso contemplan la calidad de dichas mayorías parlamentarias según la importancia y alcance de lo que se quiera legislar (es decir, requiriendo mayoría simple, absoluta o cualificada, según para qué cosas), pues, por ejemplo, no es lo mismo modificar preceptos constitucionales fundamentales que regular leyes ministeriales del ámbito que sean. No tener esto en cuenta, supone, sin duda alguna, un fraude de ley inadmisible, lo que, según muchos juristas, sucede, por ejemplo, con la tramitación de la patética ley de amnistía, impuesta por Puigdemont y ERC, minoritarios en las Cortes, lo que en el fondo se convierte en una reforma encubierta de la Constitución, que, en todo caso, requeriría una mayoría cualificada que, hoy por hoy, no hay en las Cortes Generales, y, por tanto, genera obviamente un conflicto político de primera magnitud, que, al final, tendrá que dilucidar el Tribunal Constitucional, donde los letrados del Senado invocarán que se trata de una reforma encubierta de la Constitución y que, por tanto, el Congreso (cuyos letrados también se oponen, pero acatan la decisión del nuevo Secretario General) invade atribuciones que corresponden a la Cámara Alta ya que como reforma constitucional (encubierta o no) el Senado tiene capacidad para frenarla e incluso tumbarla pues tendría las mismas facultades que el Congreso, mientras que tal como la amnistía se pretende tramitar ahora con un procedimiento legislativo normal y de urgencia, el Senado queda simplemente como una Cámara de “segunda lectura” sin capacidad para frenar la iniciativa legislativa, tal como pasa con otras leyes de menor importancia que no afectan a derechos fundamentales. No en vano este conflicto entre Senado y Congreso, inédito hasta ahora como sucede en otros muchos asuntos con el Gobierno de Sánchez y sus socios, provoca cierta tensión en los letrados de la Cámara Baja al extremo de que algunos de ellos amagan incluso con la renuncia para no tener que verse obligados a defender la amnistía en el TC, al que, por cierto Sánchez recurre ahora para frenar la iniciativa del Parlament de Catalunya en favor de la independencia, iniciativa que, sin embargo, sus socios secesionistas defienden. Entretanto Sánchez endurece sus ataques contra el PP y Feijóo, al que equipara con Abascal, y asegura que “España va en la buena dirección y la oposición desbarra”, mientras el PSOE ve muy débil a su socia Yolanda Díaz que “ya no es una figura poderosa”, apuntando los socialistas “en su libreta” la decisión de los “comunes” (socios de Yolanda y de ellos mismos) de no apoyar los Presupuestos de Cataluña, convencidos de que Sumar no ha avanzado en su estructura y que eso lastra el liderazgo de la gallega. Ya ven, otros desbarran pero no Sánchez, arropado por esta serie infinita de socios minoritarios, convencidos de que la “democracia” es sinónimo de “dictadura de la mayoría”…o, si conviniera a sus intereses y llegara el caso, incluso de dictadura de las minorías, que sería el siguiente paso; esperemos que Sánchez, al final, no coincida ideológicamente con ellos y se pueda superar esta pesadilla antidemocrática.

            Así las cosas, mientras el PP acusa al Gobierno de reactivar el procés secesionista a base de cesiones de dudosa constitucionalidad y avisa de que los independentistas “no mienten” y son “insaciables” (es su razón de ser), Sánchez y su Ejecutivo, aunque ahora intentan frenar de cara a la galería las voraces demandas del independentismo, se ven desbordados pues tanto Junts como ERC, ambos contradictorios socios ideológicos de Sánchez, le exigen el famoso referéndum en plena campaña electoral catalana, al extremo de que Junqueras, en apariencia más sensato que el prófugo Puigdemont y más próximo al PSOE ideológicamente hablando, se suma abiertamente a este nuevo “procés” impuesto por el fugado y, tras la amnistía regalada, manifiesta, tras haber sido indultado por Sánchez sin nada a cambio, que..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

 

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