lunes, 17 de octubre de 2022

UN CHARCO TRAS OTRO

                     El toque populista del Gobierno de coalición presidido por Sánchez no deja de sorprendernos, pues, intentando confundir a tirios y troyanos, no deja de meterse en charcos, uno tras otro, al extremo de que ya los ciudadanos apenas entienden nada de lo que hace, ni si es mero postureo electoralista y demagógico. El último de estos charcos se refiere al escudo antimisiles que han pactado crear quince países de la UE en el seno de la OTAN a iniciativa de Alemania, gobernada por socialdemócratas (supuestamente como en España), para hacer frente a la amenaza creciente de la Rusia de Putin a Occidente, y del que España se queda fuera por decisión gubernamental. Y el problema no es ya que España opte por formar parte o no de este nuevo “sistema de defensa aérea” que promueve Alemania; el problema es que, una vez más, el Gobierno de coalición español, inmerso en la contradicción permanente de que todo parezca lo que no es para contentar a sus radicales socios y apoyadores de la investidura y, a la vez, para no espantar más aún al electorado, mayoritariamente sensato y moderado, no busca resolver los problemas sino mantenerse en una especie de ambigüedad calculada de un populismo absurdo, descontentando al final a unos y otros, pues Alemania (es decir el gobierno socialdemócrata alemán) afirma rotundamente que invitó a España (es decir al gobierno español autoproclamado como progresista) a formar parte de dicho escudo antiaéreo, contradiciendo así la versión española dada para no participar en el pretendido sistema antiaéreo europeo, que causa urticaria a Podemos, y afirmando que “por supuesto, el Ministerio Federal de Defensa” lo hizo “de acuerdo al procedimiento”. ¿Qué versión es la correcta? En fin, una vez más, misterio sin resolver. El caso es que España, mientras su Gobierno envía a Ucrania cuatro lanzaderas antiaéreas (como debe ser a pesar de lo que digan los podemitas) se queda fuera del defensivo escudo antimisiles alemán, mientras Europa es incapaz de unirse para defenderse de las agresiones de Putin, ya que Francia e Italia, también lo rechazan, mientras a la iniciativa alemana se suman trece países miembros de la OTAN y la amenazada Finlandia. Acertada o equivocadamente cada gobierno de cada Estado decide con todas las consecuencias al respecto, optando por una u otra postura, pero España, poniendo escusas que desmienten otros, prefiere quedarse a la vez en la ambigüedad, es decir, repicando y en misa para contentar a todos, cuando con ello al final no contenta a nadie. Al final, como ya sucedió con Argelia y Marruecos, sólo cabe esperar sorpresas o desplantes como el de Rabat, cuyo gobierno remite una carta a la ONU en la que califica a Melilla de “presidio ocupado” ya que “no hay fronteras terrestres con España”, forzando a Sánchez a recordar a su aliado la españolidad de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, para que el régimen alauí finalmente se retracte de tan hostiles declaraciones, mientras el Defensor del Pueblo español afirma que..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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