Son de tal envergadura
las dosis de cinismo, manipulación y demagogia del totalitarismo
independentista catalán que, después de atacar reiteradamente al Estado de
Derecho, desobedeciendo una y otra vez las reglas de juego institucional y
constitucionalmente establecidas, se permiten calificar las investigaciones y
sentencias judiciales por hechos y conductas flagrantemente delictivas como un
“ataque a la democracia” cuando son precisamente sus reiterados desacatos a la
legalidad vigente establecida los que constituyen no ya un ataque sino un
peligroso e intolerable atentado contra la democracia, lo que indudablemente
les sería vedado tajantemente en cualquier otro país democrático y desarrollado
de nuestro entorno. En efecto, si hace unos días la desafiante respuesta del
investigado Homs a la sentencia del Tribunal Constitucional, contraria a la
ilegal hoja de ruta del ilegal referéndum, advirtiendo sobre la susceptible
responsabilidad penal de sus promotores, era que “sí o sí habrá urnas, sí o sí
habrá colegios abiertos y no van a mandar ni tanques ni matones”, el
procesamiento de Forcadell y su pertinente comparecencia ante el TC se
convierte en otro desafío al Estado de Derecho en el que consejeros, alcaldes y
dirigentes independentistas, atribuyéndose la representación de Cataluña,
cuando representan al Estado de Derecho Español en las instituciones
autonómicas catalanas, sostienen en comandita ante las mismísimas puertas del
Tribunal que el procesamiento de la Presidenta del Parlament, por desacatar una
sentencia expresa y concreta del mismo, es un ataque a la democracia, mientras
ella niega haber desobedecido al Constitucional y, tergiversando la propia
sentencia, sostiene que el Parlament debatirá la independencia, asunto que el
TC no ha prohibido, en tanto que Puigdemont aprovecha la sentencia para... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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