miércoles, 15 de febrero de 2023

ESTADO DE BIENESTAR AMENAZADO

                         El manifiesto deterioro de la calidad de la Educación y de la Sanidad Pública o la incierta encrucijada de la viabilidad de las pensiones son síntomas, sin duda, de la debilidad y fragilidad del llamado Estado de Bienestar que predomina en Europa. ¿Está en crisis esta idea revolucionaria socialdemócrata que buscaba la protección del trabajador junto a una economía estable? Ese es el quid de la cuestión y, visto lo visto, la respuesta es preocupante. En efecto, al margen de los distintos modelos de Estado de Bienestar que existen en Europa (nórdico, continental, anglosajón y mediterráneo), cada uno con sus peculiaridades por las distintas circunstancias socioeconómicas de los diferentes países para consolidarlo (la homogeneidad sería imposible por razones obvias), lo cierto es que Europa en su conjunto, aunque en unos países más que en otros, se discute hoy cómo jubilar a sus ciudadanos, cómo garantizar una Sanidad y una Educación Pública universal de calidad, además de cómo proteger el desempleo, tan distinto entre los diferentes países en términos cuantitativos y cualitativos, o los servicios sociales, el acceso a la cultura entre otros servicios públicos que hacen más digno al ciudadanos. Su máximo objetivo es reducir las diferencias entre ricos y pobres que es la mejor forma de crear mayores oportunidades de riqueza, cultura, educación y salud para todos, lo que, vista la experiencia histórica, supone integrar tanto el sector público como el privado para ser lo más eficientes posible y tener éxito; en definitiva, un modelo mixto para aprovechar lo mejor del socialismo y del capitalismo, evitando las consecuencias perversas de sendos modelos, paradigmáticos de ruina económica y social, de abusos sociales, de totalitarismo, de populismo y de ausencia de libertades allá donde se han aplicado. Pero evidentemente el Estado de Bienestar no es infinito y, para ser viable, debe ajustarse a la realidad económica de cada país, cuya gestión ha de ser eficaz para generar la riqueza necesaria y poder distribuirla lo mejor y más equitativamente posible, pues, en caso contrario, como sucede con los regímenes populistas radicales, sólo permite repartir pobreza y malestar generalizado. Es obvio pues que la base del Estado de Bienestar pasa por una economía saneada y equilibrada, creadora de riqueza y con un balance lo más ajustado posible entre ingresos y gastos, pues, en caso contrario, gastando más de lo que se ingresa como norma general, sólo puede ser, en el mejor de los casos, pan para hoy y hambre para mañana, y sólo gobiernos responsables, moderados y no despilfarradores, pueden garantizar que esto no pase. Sin embargo, no parece que esta sea la tónica de algunos gobiernos europeos, pues la proliferación creciente de populismos indeseados, sean de izquierdas o de derechas, doblega la tendencia de los partidos moderados, garantes del Estado de Bienestar, para inclinarla hacia modelos radicales de corte socialista o capitalista, ambos contrarios al modelo de Estado de Bienestar.

            En España concretamente con la clase media baja cada vez más baja acrecentando el abismo entre ricos y pobres, con la mitad de zonas negras de empleo juvenil de toda Europa y una tasa de desempleo de menores de 25 años del 29´3% y con una creciente población pasiva subsidiada bien por envejecimiento o falta de empleo y recursos, lo que requiere cada vez mayor gasto, frente a unas menores expectativas laborales productivas para mantenerlo en el futuro, el panorama es nada halagüeño, pues vamos en dirección contraria a lo que requiere el Estado de Bienestar. Y todo ello agravado por un gobierno de coalición que no logra salir de su permanente crisis ideológica y de gestión en pleno año electoral cuando para enderezar la situación se requiere un gobierno estable, en vez de un gobierno malavenido y más pendiente de lograr su supervivencia que de gestionar con eficacia los recursos del Estado, lo que le obliga a estar mirándose el ombligo para ver en cada decisión quien sale menos perjudicado a nivel interno, como sucede, entre otras, con la patética polémica sobre el “sí es sí” y las consecuencias electorales que pueda tener junto a las indeseables reformas penales sobre la sedición y la malversación, adoptadas únicamente con el objetivo de satisfacer a los secesionistas catalanes, sus aliados, previamente indultados por el Gobierno. Un Gobierno que, condicionado por sus radicales socios y aliados, se apunta a las tesis más populistas y arremete contra el sector privado, creador de riqueza e imprescindible para el Estado del Bienestar, pues es precisamente la integración del sector público y privado lo que avala su razón de ser, en vez de la cínica división de la sociedad entre buenos y malos. Yo soy el bueno y tú el malo.

            A todo esto cabe añadir la...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario