jueves, 5 de mayo de 2022

Y NADIE DIMITE

                     Si en cualquier otro país de la UE pasara la mitad de lo que pasa en España su respectivo gobierno en bloque ya habría dimitido y hubiese convocado elecciones para que su respectivo pueblo tomara las riendas sin esperar a agotar una legislatura que cada día que pasa hunde más al país y a sus ciudadanos; pero aquí nadie dimite y soportamos la estrategia cortoplacista de Sánchez, especialista en meterse en charcos, que, para salir de ellos como sea y a costa de lo que sea, no tiene inconveniente alguno en meterse en otros charcos más profundos y cenagosos, empeorando la situación anterior pero, eso sí, salvando su permanencia en el poder. Hay que reconocer que el Presidente es un artista en estas artes malabares, como sucede con los espionajes pues, al no tragar sus aliados secesionistas con la versión de que se les investigó legalmente, como sostiene la ministra Robles, y afirmar que fue totalmente ilegal, curiosa y casualmente se anuncia por parte del propio Gobierno (caso insólito en Europa por la propia esencia de materia reservada que tiene el asunto) que tanto el Presidente como la ministra de Defensa y la anterior ministra de Exteriores, que tuvo que dimitir tras la crisis con Marruecos, han sido también expiados, lo que, de entrada, convierte en víctima al Ejecutivo de Sánchez, cuando era señalado como verdugo por sus propios socios de Gobierno, quienes ahora piensan que el anuncio del espionaje a Sánchez es simplemente una cortina de humo para desviar la atención y salvar la grave crisis surgida del presunto espionaje (ya veremos si legal o no) a varias decenas de secesionistas, aunque ello conlleve meternos en una crisis mucho más grave que afecta directamente a la propia Seguridad del Estado. El precio a pagar, es lo que menos importa. Peor aún si, como parece, los móviles de Sánchez y algunos de sus ministros (veremos a ver cuántos más hay) fueron espiados con Pegasus en mayo y junio del año pasado, fechas en que, curiosa y casualmente, dos graves crisis, provocadas irresponsablemente por el Gobierno, enturbiaban el panorama político español: de un lado una grave crisis con Marruecos al detectar sus servicios secretos que el líder del Frente Polisario había sido ingresado clandestinamente en un hospital español; de otro lado el polémico indulto por parte del Gobierno a los secesionistas condenados por los graves acontecimientos del 1-O, que, justo al salir, presumían públicamente de que volverían a intentarlo, lo que, de entrada, ya justificaría que con permiso judicial fueran investigados por el CNI. Y mucho peor todavía si, como parece, el Gobierno sabía desde hace meses que.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

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