Un totalitario Puigdemont, resucitado por obra y gracia de Sánchez cuando estaba políticamente muerto y fugado de España, cada vez más olvidado, regresa triunfal a la primera plana de la política española y anuncia cerca de la frontera española (todavía no puede pisar suelo español por más esfuerzos que el Presidente del Gobierno hace ahora para que lo consiga lo antes posible a cambio de sus siete votos) que será candidato por Junts en los comicios catalanes como “president legítimo”, exigiendo por ello recuperar el cargo que perdió tras aplicar el entonces Gobierno de Rajoy a Cataluña el artículo 155 de la Constitución, obviamente con el respaldo de Sánchez, quien, entonces en la oposición, decía que “la mejor forma de defender la Constitución es poner freno a cualquier quiebra unilateral” (sabias palabras del entonces constitucionalista Sánchez). Hoy, sin embargo, mientras el prófugo reúne en Elna, la localidad francesa dónde los independentistas ocultaron las urnas para el patético referéndum unilateral del 1-O, nuestro Presidente Sánchez, bastante menos constitucionalista que entonces, se limita a minimizar la afrenta y las amenazas del chantajista Puigdemont diciendo que el sedicioso (perdón, ya se ha encargado Sánchez de borrar este delito del Código Penal) “está en su derecho” de plantear, entre otras cosas, que sólo volverá a España para ser investido ya que “se abre la oportunidad de restituir la presidencia destituida” y para lograrlo ofrece a todo el independentismo, y especialmente a ERC, una lista unitaria a modo de plebiscito en su primer mitin de campaña desde la “Cataluña Norte” (las tierras del sur de Francia donde obviamente, si hubiera hecho lo que ha hecho en la “Cataluña Sur”, es decir, en tierras del Estado Español, sin duda estaría inhabilitado o preso) dejando bien claro que regresa el “procés” pues por ello será candidato a los comicios catalanes, y no a los europeos, “para culminar la independencia” ya que su candidatura es “la oportunidad” de “acabar el trabajo que empezó el 1-O”, antes de largarse de España para no comparecer ante los tribunales de Justicia, y “retomar el camino que la represión bloqueó”. Y al efecto desafía a ERC a ir en una lista única, que Aragonés rechaza, para celebrar otro referéndum como el de entonces en 2027, mientras presume de haber arrastrado al PSOE a pactar con él fuera de España (insólito en cualquier país europeo) y anuncia que volverá a nuestro país si puede ser president, aunque no descarta hacerlo antes, en plena campaña electoral, aun a riesgo de ser detenido nada más pisar suelo español (bien sabe que en este supuesto sería por poco tiempo ya que la amnistía que le ha impuesto a Sánchez a cambio de sus siete votos le garantizaría su puesta en libertad nada más ser aprobada la ley por vía de urgencia en las Cortes Generales). Y entretanto Sánchez quitándole importancia a todo esto, que ahora ve normal en democracia, y mintiendo a los españoles al decir que todo ello es para mejorar la convivencia entre los catalanes y entre éstos y el resto de españoles, cuando todo el mundo sabe perfectamente que semejante barbaridad antidemocrática se debe a la necesidad que el Presidente tiene de los siete votos del prófugo para mantenerse en Moncloa.
Y mientras Puigdemont se dispone a dirigir su campaña contra el PSC, que podría arrebatarle la presidencia a la Generalitat (aunque el CIS catalán relega a Junts al tercer puesto, detrás de los socialistas y ERC), Aragonés (otro que tal baila), desde la Generalitat, lanza un órdago a Sánchez sobre la soberanía fiscal catalana diciéndole “no voy a aceptar que Andalucía nos limite la financiación”, mientras rechazan la oferta del Gobierno de negociar el nuevo sistema de financiación autonómica, que hay que mejorar, en un marco “multilateral” que los secesionistas catalanes rechazan. El PP por su parte fuerza al PSOE a tomar posiciones en el Congreso sobre el “cupo catalán” (aquí todo el mundo ha de retratarse de cara a lo que nos viene) mientras Puigdemont convulsiona a ERC y obliga a Aragonés a apretar el acelerador secesionista, amenazando con ello las opciones de ganar de los republicanos y su desgastado líder, el actual President de la Generalitat. Entretanto el Congreso y recursos judiciales frenarán el “cupo catalán”, pues las CCAA gobernadas por el PP, que son la mayoría, reaccionarán al pacto fiscal en favor de Cataluña ante los tribunales y el Constitucional, y difícilmente tendría el apoyo de otros grupos integrados en Sumar, que cada vez es más Restar que Sumar, como Compromís, BNG y Chunta (¡cómo justificarán ante sus respectivos electores este manifiesto trato de favor a Cataluña en detrimento de sus respectivos territorios!). Y para mayor intriga e incertidumbre el Gobierno se abre a...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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