Tal como pronosticaban
las encuestas, los catalanes votaron de la siguiente forma: PSC 27´9% de votos
y 42 escaños, sube 9; Junts 21´6% y 35, sube 3; ERC 13´6% y 20, baja 13; PP
10´9% y 15, sube 12; Vox 7´9% y 11, se queda como está; Comuns-Sumar 5´8% y 6,
baja 2; CUP 4% y 4, baja 5; y Aliança Catalana 3´7% y entra en el Parlament con
2 escaños, mientras Ciudadanos desaparece al perder los 6 que tenía. Estos son
los resultados sin aditamentos interesados añadidos, y con dichos resultados
cabe felicitar obviamente a quienes han sido capaces de superar resultados
anteriores (es decir a PSC, Junts, PP y Aliança Catalana), y muy especialmente
al PSC que ha ganado las elecciones, pues siempre hay quien las gana (es decir
el que más votos y escaños consigue), aunque algunos sólo lo reconozcan si las
gana él y, en caso contrario, diga que las ganó quien, perdiéndolas, consigue
al final gobernar gracias a los legítimos apoyos conseguidos después en los
despachos, dado que nuestro sistema electoral no es presidencialista y, por
tanto, carece de segundas vueltas. Por tanto, en circunstancias normales de
lealtad política y de solidez democrática, en el caso que nos ocupa todos
debieran colaborar a la gobernabilidad de Cataluña, facilitando en la medida de
lo posible que gobierne el socialista Salvador Illa, ganador de los comicios
catalanes, como se debiera haber facilitado que gobernara Feijóo en España como
ganador de las generales, por legal y legítimo que sea arrebatar la gobernanza
al vencedor; es lo que se venía haciendo desde la Transición (siempre gobernó
España el vencedor de los comicios) hasta la irrupción de los populismos
políticos, pues por legítimo que sea que gobierne quien no gana las elecciones,
no es saludable en democracia arrebatar el gobierno a los vencedores en las
urnas y, menos aún, si se realiza mediante pactos oscuros en los despachos
entre opciones políticas ideológicamente opuestas, casi incompatibles, en
definitiva, mediante pactos antinatura que al final siempre acaban en chantajes
y amenazas ente ellos, provocando un hartazgo indeseable en la ciudadanía. Es
lo que sucedió tras las generales y es lo que podría suceder tras estas
elecciones catalanas, donde además del tradicional eje político de
izquierda-derecha se añade el eje del secesionismo-constitucionalismo. Así las
cosas, los resultados, sin mayores
interpretaciones partidistas, nos dicen que la izquierda con 72 escaños (PSC,
ERC, Comuns-Sumar y CUP) gana a la derecha (Junts, PP, Vox y Aliança) con 63
escaños… y también es obvio que el constitucionalismo con 74 diputados (PSC,
PP, Comuns-Sumar y Vox) gana al secesionismo (Junts, ERC, CUP y Aliança) con 61,
dándose la circunstancia de que para conformar un govern de izquierdas bastaría
para llegar a la mayoría absoluta (68 escaños) un acuerdo de PSC, ERC y
Comuns-Sumar, al igual que sucedería para un govern constitucionalista con PSC,
PP y Vox….. y si no nos atenemos a ninguno de los dos ejes que condicionan el
tablero político catalán y lo mezclamos todo por meros intereses personales,
como sucede con el Gobierno de Sánchez en Madrid, nos queda la opción de un
entendimiento entre PSC y Junts que suman 77 escaños, opción más sólida que las
anteriores, y que luego, como sucede a nivel nacional, engañen a la gente
diciendo que se trata de un gobierno “progresista”. Pero además, si hablamos de
tendencias, los resultados también nos dicen que el secesionismo pierde la
mayoría en el Parlament después de cuatro décadas pese al alza de Junts y de AC
(ERC y CUP se desploman), que la derecha constitucionalista tiene un avance
espectacular al mantenerse Vox y quintuplicar el PP sus resultados, siendo el
partido que más crece, y que los socialistas ganan por vez primera en escaños y
votos, manteniendo la importancia de la izquierda constitucionalista a pesar de
que sus socios de Comuns-Sumar siguen sin levantar cabeza con Yolanda Díaz al
frente.
Y, tras los resultados objetivos,
las interpretaciones subjetivas interesadas y obviamente las consecuencias. Por
un lado Aragonés, el gran perdedor, seguramente por sus chalaneos con los
socialistas en la inútil mesa de negociación para marear la perdiz sin resolver
nada ante la ambigüedad de Sánchez, manifiesta que no recogerá su acta de
diputado y que ERC, “tal como han dicho los catalanes” en las urnas, “trabajará
en la oposición” tras su evidente descalabro electoral y descarta tanto apoyar
la elección de Illa como un pacto con Junts, aunque Junqueras toma el mando de
ERC, se desmarca ahora de Aragonés y no descarta investir a Illa, añadiendo “me
veo capaz y con fuerza” tras la salida de Aragonés, intentando asegurar el
control de ERC (donde los ánimos están que arden) y blindarse ante la presión
de PSC y Junts. Por otro lado, Puigdemont presume desde el sur de Francia (o la
Cataluña del Norte, como dicen los secesionistas) de su éxito personal y exige
a Sánchez gobernar Cataluña, no se rinde ante la evidente bajada del
secesionismo (no del suyo chantajista sino del de ERC pactista), pide unidad
del independentismo y recuerda a Sánchez que gobierna en España sin haber
ganado las elecciones, como le sucede a él, gracias a su apoyo, por lo que
manifiesta que irá a una investidura que, de momento, es inviable, y que está
en riesgo el acuerdo en Madrid. Por su parte el PSC, ganador de los comicios
(tanto es votos como en escaños, por primera vez) busca conformar un gobierno
tripartito con ERC y Comuns-Sumar y acabar con las aspiraciones de Puigdemont,
mientras Sánchez cree avalada su estrategia y dice que “el perdón tiene efecto
sanador”, cuando todo el mundo sabe a qué obedece su polémica amnistía, y
Moncloa considera “delirante” el pulso del prófugo y no cree amenazada la
legislatura, mientras ofrece “cumplir” el pacto fiscal para aplacarle y le
recuerda que su acuerdo incluye “amnistía y financiación”, en tanto que el PSC
ignora las amenazas del fugado y se centra en buscar una alianza con ERC y
Comuns, aunque también hablará con Junts, y Ferraz concede autonomía a Illa y
descarta la repetición electoral convencido de que persuadirá a ERC, quien
tiene la llave de la gobernabilidad en Cataluña (y en España, como Junts) a
pesar de que su estrategia de un secesionismo pactista y no chantajista haya
sufrido semejante descalabro y sea el gran perdedor de los comicios.
La buena noticia es que el
secesionismo ha sufrido un revés importante, pero conviene matizar que ha sido
por el rechazo a la estrategia pactista de ERC, que es la que se ha estrellado,
mientras la estrategia chantajista de Junts no ha fracasado sino todo lo
contrario, matiz importante que invita a que se ponga en duda que el
entreguismo de Sánchez a las exigencias de Puigdemont haya sido positiva, pues,
visto lo visto, es un futurible y puede ser erróneo vaticinar qué hubiera
pasado si cuando el prófugo andaba fugado y escondido en Waterloo, sin apenas
notoriedad, no hubiera sido rehabilitado por el Gobierno sanchista a cambio de
sus siete votos; a la vista está que la estrategia del chantaje y la amenaza
sigue vigente e inmaculada a tenor de las declaraciones y posicionamiento que,
a pesar de todas las cesiones sin nada a cambio (bueno, sí, a cambio de sus
siete votos en el Congreso), sigue haciendo Puigdemont tras los comicios
catalanes, lo que hasta ahora le ha dado un gran resultado, aunque hay que
reconocer su coherencia intentando equiparar lo que Sánchez hizo con Feijóo
para justificar lo que él pretende hacer ahora con Salvador Illa. ¿Cumplirá sus
amenazas si no se claudica a sus chantajes? En fin, ya veremos. Y ante todo esto,
la derecha catalana también festeja su avance indiscutible, pues el PP (al igual
que en la izquierda el PSC) vuelve de nuevo a los buenos niveles de épocas
pasadas y considera que ello impulsa a Feijóo ante las europeas que son
inminentes, pues, aunque Vox haya resistido y conserve su peso, le ha sorpasado
en Cataluña y además Ciudadanos se ha hundido definitivamente, considerando el
líder del PP el resultado electoral catalán como punta de lanza para “el cambio
político que necesita España”. Y qué pasa con la izquierda a la izquierda del
PSOE liderada por Yolanda Díaz….pues nada, que no levanta cabeza y repite su
manifiesto declive progresivo ya evidenciado en Galicia o en Euskadi al sufrir
otra nueva derrota a pesar de la alianza Comuns-Sumar, aunque, no obstante,
aspiran a entrar en el Ejecutivo de Illa.
Entretanto la mayoría absoluta del
PP en el Senado, mientras el juez cita a declarar el día 22 a los imputados por
terrorismo en el marco del procés, veta la amnistía y la deja para su
aprobación definitiva en el Congreso con la raquítica mayoría del PSOE y sus
aliados, mientras Feijóo rechaza a Illa en Cataluña por el “desprecio” previo
del PSOE y pide una movilización de cara a las europeas advirtiendo que “el
procés no ha muerto”, mientras el socialista aragonés Lambán se planta ante
Sánchez por este asunto y se niega a votar a favor de la polémica ley en la
Cámara Alta ausentándose de las votaciones y asegurando que “incurriría en una
insoportable deslealtad”, abriendo con ello una fisura en el Grupo
Parlamentario Socialista. Además el Senado, en otro orden de cosas, pide al
Gobierno la información que tenga de los negocios de Begoña Gómez, la esposa de
Sánchez, y éste, por fin, en un “pleno ómnibus” se digna a dar explicaciones
sobre ella, aunque la solicitud del PP queda en un segundo plano al tratar
otros asuntos como Palestina y Gibraltar. Entretanto Armengol comparece en el
Congreso, que preside, y admite que conoce a Koldo pero se lava las manos en el
caso que le afecta, diciendo que jamás habló con él sobre mascarillas y se
escuda como víctima de bulos, añadiendo que no recibió presiones para contratar
la compra con la trama ya que “estaba en las decisiones de calado”, por lo que
no sabe “nada” de la compra millonaria de material covid que hizo Baleares,
concluyendo con un “no recuerdo conversaciones de hace cuatro años ni si Koldo
me hablo de las mascarillas”. Dicho queda.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que empresarios catalanes quieren al PP en la Mesa del Parlament,
esperando que Illa acepte a los populares mientras Feijóo protagoniza en Madrid
un acto de su patronal; que la inflación acelera de nuevo y la compra se
dispara otro 4´7%; que Moncloa busca gobernador para el Banco de España sin
contar con el PP; que el BCE se aleja del Gobierno con la OPA del BBVA y ve con
estupor el papel del ministro Cuerpo; y que, según el Banco de España, los
jóvenes españoles son un 25% más pobres que en 2020, pues el ciclo inmobiliario
ha ahondado en la brecha intergeneracional, pues mientras la riqueza de los
menores de 35 años se hunde la de los mayores de 75 escala un 20% gracias a la
revalorización de sus casas.
Y del exterior, destacar que Putin
destituye al Ministro de Defensa por el estancamiento en el frente ucraniano;
que la UE levanta sanciones al régimen de Maduro como gesto ante las elecciones
en Venezuela; que el ex abogado de Trump dice que mintió para “cumplir” con su
cliente; que Israel acelera la colonización de Cisjordania en plena guerra,
declarando el Gobierno más de mil hectáreas “territorio estatal” y los colonos
se instalan con caravanas en lugares estratégicos; y que Georgia enfría su
relación con la UE aprobando una ley que amenaza a la prensa y ONGs, se trata
de la polémica ley de agentes extranjeros, conocida como “ley rusa”, que
amenaza a las organizaciones de la sociedad civil, lo que provoca una
manifestación contra la represión con banderas georgianas y europeas ante la
sede del Parlamento de Tiblisi.
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