miércoles, 15 de mayo de 2024

CHANTAJES Y AMENAZAS

                        Tal como pronosticaban las encuestas, los catalanes votaron de la siguiente forma: PSC 27´9% de votos y 42 escaños, sube 9; Junts 21´6% y 35, sube 3; ERC 13´6% y 20, baja 13; PP 10´9% y 15, sube 12; Vox 7´9% y 11, se queda como está; Comuns-Sumar 5´8% y 6, baja 2; CUP 4% y 4, baja 5; y Aliança Catalana 3´7% y entra en el Parlament con 2 escaños, mientras Ciudadanos desaparece al perder los 6 que tenía. Estos son los resultados sin aditamentos interesados añadidos, y con dichos resultados cabe felicitar obviamente a quienes han sido capaces de superar resultados anteriores (es decir a PSC, Junts, PP y Aliança Catalana), y muy especialmente al PSC que ha ganado las elecciones, pues siempre hay quien las gana (es decir el que más votos y escaños consigue), aunque algunos sólo lo reconozcan si las gana él y, en caso contrario, diga que las ganó quien, perdiéndolas, consigue al final gobernar gracias a los legítimos apoyos conseguidos después en los despachos, dado que nuestro sistema electoral no es presidencialista y, por tanto, carece de segundas vueltas. Por tanto, en circunstancias normales de lealtad política y de solidez democrática, en el caso que nos ocupa todos debieran colaborar a la gobernabilidad de Cataluña, facilitando en la medida de lo posible que gobierne el socialista Salvador Illa, ganador de los comicios catalanes, como se debiera haber facilitado que gobernara Feijóo en España como ganador de las generales, por legal y legítimo que sea arrebatar la gobernanza al vencedor; es lo que se venía haciendo desde la Transición (siempre gobernó España el vencedor de los comicios) hasta la irrupción de los populismos políticos, pues por legítimo que sea que gobierne quien no gana las elecciones, no es saludable en democracia arrebatar el gobierno a los vencedores en las urnas y, menos aún, si se realiza mediante pactos oscuros en los despachos entre opciones políticas ideológicamente opuestas, casi incompatibles, en definitiva, mediante pactos antinatura que al final siempre acaban en chantajes y amenazas ente ellos, provocando un hartazgo indeseable en la ciudadanía. Es lo que sucedió tras las generales y es lo que podría suceder tras estas elecciones catalanas, donde además del tradicional eje político de izquierda-derecha se añade el eje del secesionismo-constitucionalismo. Así las cosas, los resultados,  sin mayores interpretaciones partidistas, nos dicen que la izquierda con 72 escaños (PSC, ERC, Comuns-Sumar y CUP) gana a la derecha (Junts, PP, Vox y Aliança) con 63 escaños… y también es obvio que el constitucionalismo con 74 diputados (PSC, PP, Comuns-Sumar y Vox) gana al secesionismo (Junts, ERC, CUP y Aliança) con 61, dándose la circunstancia de que para conformar un govern de izquierdas bastaría para llegar a la mayoría absoluta (68 escaños) un acuerdo de PSC, ERC y Comuns-Sumar, al igual que sucedería para un govern constitucionalista con PSC, PP y Vox….. y si no nos atenemos a ninguno de los dos ejes que condicionan el tablero político catalán y lo mezclamos todo por meros intereses personales, como sucede con el Gobierno de Sánchez en Madrid, nos queda la opción de un entendimiento entre PSC y Junts que suman 77 escaños, opción más sólida que las anteriores, y que luego, como sucede a nivel nacional, engañen a la gente diciendo que se trata de un gobierno “progresista”. Pero además, si hablamos de tendencias, los resultados también nos dicen que el secesionismo pierde la mayoría en el Parlament después de cuatro décadas pese al alza de Junts y de AC (ERC y CUP se desploman), que la derecha constitucionalista tiene un avance espectacular al mantenerse Vox y quintuplicar el PP sus resultados, siendo el partido que más crece, y que los socialistas ganan por vez primera en escaños y votos, manteniendo la importancia de la izquierda constitucionalista a pesar de que sus socios de Comuns-Sumar siguen sin levantar cabeza con Yolanda Díaz al frente.

            Y, tras los resultados objetivos, las interpretaciones subjetivas interesadas y obviamente las consecuencias. Por un lado Aragonés, el gran perdedor, seguramente por sus chalaneos con los socialistas en la inútil mesa de negociación para marear la perdiz sin resolver nada ante la ambigüedad de Sánchez, manifiesta que no recogerá su acta de diputado y que ERC, “tal como han dicho los catalanes” en las urnas, “trabajará en la oposición” tras su evidente descalabro electoral y descarta tanto apoyar la elección de Illa como un pacto con Junts, aunque Junqueras toma el mando de ERC, se desmarca ahora de Aragonés y no descarta investir a Illa, añadiendo “me veo capaz y con fuerza” tras la salida de Aragonés, intentando asegurar el control de ERC (donde los ánimos están que arden) y blindarse ante la presión de PSC y Junts. Por otro lado, Puigdemont presume desde el sur de Francia (o la Cataluña del Norte, como dicen los secesionistas) de su éxito personal y exige a Sánchez gobernar Cataluña, no se rinde ante la evidente bajada del secesionismo (no del suyo chantajista sino del de ERC pactista), pide unidad del independentismo y recuerda a Sánchez que gobierna en España sin haber ganado las elecciones, como le sucede a él, gracias a su apoyo, por lo que manifiesta que irá a una investidura que, de momento, es inviable, y que está en riesgo el acuerdo en Madrid. Por su parte el PSC, ganador de los comicios (tanto es votos como en escaños, por primera vez) busca conformar un gobierno tripartito con ERC y Comuns-Sumar y acabar con las aspiraciones de Puigdemont, mientras Sánchez cree avalada su estrategia y dice que “el perdón tiene efecto sanador”, cuando todo el mundo sabe a qué obedece su polémica amnistía, y Moncloa considera “delirante” el pulso del prófugo y no cree amenazada la legislatura, mientras ofrece “cumplir” el pacto fiscal para aplacarle y le recuerda que su acuerdo incluye “amnistía y financiación”, en tanto que el PSC ignora las amenazas del fugado y se centra en buscar una alianza con ERC y Comuns, aunque también hablará con Junts, y Ferraz concede autonomía a Illa y descarta la repetición electoral convencido de que persuadirá a ERC, quien tiene la llave de la gobernabilidad en Cataluña (y en España, como Junts) a pesar de que su estrategia de un secesionismo pactista y no chantajista haya sufrido semejante descalabro y sea el gran perdedor de los comicios.

            La buena noticia es que el secesionismo ha sufrido un revés importante, pero conviene matizar que ha sido por el rechazo a la estrategia pactista de ERC, que es la que se ha estrellado, mientras la estrategia chantajista de Junts no ha fracasado sino todo lo contrario, matiz importante que invita a que se ponga en duda que el entreguismo de Sánchez a las exigencias de Puigdemont haya sido positiva, pues, visto lo visto, es un futurible y puede ser erróneo vaticinar qué hubiera pasado si cuando el prófugo andaba fugado y escondido en Waterloo, sin apenas notoriedad, no hubiera sido rehabilitado por el Gobierno sanchista a cambio de sus siete votos; a la vista está que la estrategia del chantaje y la amenaza sigue vigente e inmaculada a tenor de las declaraciones y posicionamiento que, a pesar de todas las cesiones sin nada a cambio (bueno, sí, a cambio de sus siete votos en el Congreso), sigue haciendo Puigdemont tras los comicios catalanes, lo que hasta ahora le ha dado un gran resultado, aunque hay que reconocer su coherencia intentando equiparar lo que Sánchez hizo con Feijóo para justificar lo que él pretende hacer ahora con Salvador Illa. ¿Cumplirá sus amenazas si no se claudica a sus chantajes? En fin, ya veremos. Y ante todo esto, la derecha catalana también festeja su avance indiscutible, pues el PP (al igual que en la izquierda el PSC) vuelve de nuevo a los buenos niveles de épocas pasadas y considera que ello impulsa a Feijóo ante las europeas que son inminentes, pues, aunque Vox haya resistido y conserve su peso, le ha sorpasado en Cataluña y además Ciudadanos se ha hundido definitivamente, considerando el líder del PP el resultado electoral catalán como punta de lanza para “el cambio político que necesita España”. Y qué pasa con la izquierda a la izquierda del PSOE liderada por Yolanda Díaz….pues nada, que no levanta cabeza y repite su manifiesto declive progresivo ya evidenciado en Galicia o en Euskadi al sufrir otra nueva derrota a pesar de la alianza Comuns-Sumar, aunque, no obstante, aspiran a entrar en el Ejecutivo de Illa.

            Entretanto la mayoría absoluta del PP en el Senado, mientras el juez cita a declarar el día 22 a los imputados por terrorismo en el marco del procés, veta la amnistía y la deja para su aprobación definitiva en el Congreso con la raquítica mayoría del PSOE y sus aliados, mientras Feijóo rechaza a Illa en Cataluña por el “desprecio” previo del PSOE y pide una movilización de cara a las europeas advirtiendo que “el procés no ha muerto”, mientras el socialista aragonés Lambán se planta ante Sánchez por este asunto y se niega a votar a favor de la polémica ley en la Cámara Alta ausentándose de las votaciones y asegurando que “incurriría en una insoportable deslealtad”, abriendo con ello una fisura en el Grupo Parlamentario Socialista. Además el Senado, en otro orden de cosas, pide al Gobierno la información que tenga de los negocios de Begoña Gómez, la esposa de Sánchez, y éste, por fin, en un “pleno ómnibus” se digna a dar explicaciones sobre ella, aunque la solicitud del PP queda en un segundo plano al tratar otros asuntos como Palestina y Gibraltar. Entretanto Armengol comparece en el Congreso, que preside, y admite que conoce a Koldo pero se lava las manos en el caso que le afecta, diciendo que jamás habló con él sobre mascarillas y se escuda como víctima de bulos, añadiendo que no recibió presiones para contratar la compra con la trama ya que “estaba en las decisiones de calado”, por lo que no sabe “nada” de la compra millonaria de material covid que hizo Baleares, concluyendo con un “no recuerdo conversaciones de hace cuatro años ni si Koldo me hablo de las mascarillas”. Dicho queda.

            Por lo que respecta a otros asuntos cabe citar que empresarios catalanes quieren al PP en la Mesa del Parlament, esperando que Illa acepte a los populares mientras Feijóo protagoniza en Madrid un acto de su patronal; que la inflación acelera de nuevo y la compra se dispara otro 4´7%; que Moncloa busca gobernador para el Banco de España sin contar con el PP; que el BCE se aleja del Gobierno con la OPA del BBVA y ve con estupor el papel del ministro Cuerpo; y que, según el Banco de España, los jóvenes españoles son un 25% más pobres que en 2020, pues el ciclo inmobiliario ha ahondado en la brecha intergeneracional, pues mientras la riqueza de los menores de 35 años se hunde la de los mayores de 75 escala un 20% gracias a la revalorización de sus casas.

            Y del exterior, destacar que Putin destituye al Ministro de Defensa por el estancamiento en el frente ucraniano; que la UE levanta sanciones al régimen de Maduro como gesto ante las elecciones en Venezuela; que el ex abogado de Trump dice que mintió para “cumplir” con su cliente; que Israel acelera la colonización de Cisjordania en plena guerra, declarando el Gobierno más de mil hectáreas “territorio estatal” y los colonos se instalan con caravanas en lugares estratégicos; y que Georgia enfría su relación con la UE aprobando una ley que amenaza a la prensa y ONGs, se trata de la polémica ley de agentes extranjeros, conocida como “ley rusa”, que amenaza a las organizaciones de la sociedad civil, lo que provoca una manifestación contra la represión con banderas georgianas y europeas ante la sede del Parlamento de Tiblisi.

Fdo. Jorge Cremades Sena 

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